Dicen que el amor mueve montañas, y pocos amores son más fuertes que el lazo que une a una madre con sus hijos. Existen múltiples escenas de heroicidades protagonizadas por progenitoras, y la última llega y se viraliza desde Witta, en la costa este de Australia. Un bebé koala se queda atrapado en un alambre de espinos y llama desconsolado a su madre, que aterriza presta desde un árbol en su auxilio.

La cría intenta asirse a su madre, buscando ayuda y calma en su abrazo. Ella sortea hábilmente la valla, con la experiencia que conceden los años y que le ha faltado a su retoño. Su cría está atrapada, pero no herida, y es por eso que la madre apenas interviene. Su presencia es la mejor ayuda, ya que es preciso que la cría aprenda a salir del problema por sí sola, y así valerse por sí misma en un futuro.

Los forestales han sido alertados, aunque su intervención no será necesaria. El pequeño koala ha conseguido liberarse solo: las imágenes muestran el instante después, cuando madre e hijo se reencuentran abrazados entre sí y a un árbol. De vuelta a su relajada rutina, disfrutando de las hojas de eucaliptus.