En ningún momento ella dijo no, en ningún momento se negó, en ningún momento ella se sintió incómoda». Estas palabras son de José Ángel P., alias el Prenda. Lo dijo en el 2016 ante el juez que le investigó a él y a otros cuatro miembros de La manada, entre ellos un guardia civil y un militar, por la supuesta violación de la joven en las fiestas de San Fermín del 2016. Ayer fue el primero de los acusados en declarar en el juicio que se celebra en la Audiencia de Navarra y siguió el mismo guión, negando que la chica se hubiera resistido a mantener sexo. Sin embargo, admitió que en ningún momento la mujer expresó verbalmente su consentimiento a tener relaciones con la pandilla, según el abogado de la propia víctima, Carlos Bacaicoa. Los otros cuatro acusados también declararon que nunca forzaron a la joven. En palabras del letrado de la acusación: «Han dicho que ya se sabe cuando una mujer quiere».

Los procesados creyeron, según su parecer, que la joven estaba conforme con mantener relaciones sexuales por sus «gemidos» y porque la muchacha «participó activamente», según los abogados presentes en el juicio, que se celebra a puerta cerrada. Los policías forales que analizaron los vídeos grabados por los acusados sostienen que la chica no gimió, sino que eran chillidos de dolor al ser penetrada. También fue obligada a hacer felaciones. El militar investigado reconoció que borró uno de los vídeos más largos sobre el suceso.

Ante el Palacio de Justicia se concentraron unas 500 personas para reclamar justicia y denunciar las agresiones machistas. En grupo coreo lemas como «Yo sí te creo» y «venimos en manada, no estás sola». Esto obligó al tribunal a suspender temporalmente la vista por el ruido generado.

INTERROGATORIO // La fiscala realizó un interrogatorio muy minucioso («puntilloso», en palabras de un abogado) que abarcó desde el día en que los jóvenes llegaron de Sevilla para pasar los Sanfermines hasta que fueron detenidos por la presunta agresión sexual. El Prenda repitió una y otra vez que la joven no se resistió a entrar en el portal de la casa. Ya lo dijo en el 2016 cuando declaró voluntariamente. «Ella estaba tan metida en buscar sitio como nosotros», afirmó en su declaración ante el juez instructor.

Todos los acusados negaron que en obligaran a la joven madrileña a entrar en el portal de una casa en la calle Paulino Caballero de Pamplona, ni a tener sexo con ellos. En ese edificio, según la fiscalía, el grupo la condujo al segundo piso y en un pasillo que da acceso a los cuartos de servicio. Allí abusaron de ella.

Los investigados contestaron a las preguntas del fiscal, de la acusación particular y de las defensas, pero no a los abogados del Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno Foral, que ejercen la acusación popular, al considerar que son «pseudo políticas».

Los abogados presentes en el juico explicaron que los procesados se están mostrando tranquilos y están explayando en sus explicaciones sobre lo sucedido ese día. El guardia civil acusado confesó, por su parte, que robó el móvil de la chica, pero que lo tiró tras ser identificados y antes de ser detenidos por la presunta violación. «Fue un error. Un ataque de avaricia», precisó, según fuentes judiciales. La fiscalía pide 22 años y 10 meses de prisión para cada uno de los investigados.