Los Legionarios de Cristo Rey, una de las organizaciones católicas más mimadas por el papa Juan Pablo II, han vuelto a caer en el mismo escándalo de sus orígenes --su fundador fue un abusador sexual con una familia secreta-- al descubrirse que el rector del seminario que tienen en Roma, el salmantino Óscar Turrión, ha colgado los hábitos por llevar una doble vida que le ha reportado dos hijos.

A diferencia del pasado, cuando el movimiento fundado en México por Marcial Maciel Degollado ocultaba sus repetidos descalabros con generosas donaciones a algunos organismos vaticanos, ahora ha sido la misma institución la que ha dado a conocer los hechos. «Total transparencia», afirma uno de los portavoces de la Legión.

Seguía como sacerdote

El padre Óscar Turrión, de 49 años, había tenido un hijo años atrás con la misma mujer, circunstancia que comunicó el pasado agosto. Aunque inexplicablemente se le permitió seguir ejerciendo como sacerdote, a principios de este mes informó a sus superiores de que había sido de nuevo padre, esta vez de una hija. «Acepto mi responsabilidad, sin temor del futuro y pongo todo en manos de Dios», ha escrito el interesado.

La obra fundada por Marcial Maciel ha informado sobre los hechos con un comunicado en español: «Como responsables de instituciones dedicadas a la formación de candidatos al sacerdocio --subraya--, somos conscientes del impacto que el ejemplo negativo de un formador y de un rector tiene sobre ellos y sobre los fieles cristianos».

El pasado agosto, el padre Turrión, muy conocido en los ambientes clericales romanos como animador de la Clericus Cup -una liga de fútbol de curas y seminaristas-- se había retirado para «un periodo de reflexión», comprometiéndose a no ejercer el sacerdocio en público. Sin embargo, ahora ha comunicado a sus superiores que abandonaba el hábito talar para «poder ocuparse de su familia». Tras manifestar su tristeza por el caso, los Legionarios subrayan en el citado comunicado: «Estamos firmemente comprometidos a acompañar a nuestros hermanos en los momentos de dificultad, pero al mismo tiempo insistimos en nuestro compromiso en la vía de la renovación».

Maciel, difunto fundador de los Legionarios, fue acusado, pero solo después de la muerte de Juan Pablo II, de abusos sobre seminaristas --mayores y menores de edad--, desviar dinero de la institución, tomar drogas y haber tenido hijos de cuatro distintas relaciones, además de al menos media docena de pasaportes de países distintos. Sin embargo, bajo el papa Wojtyla no hubo manera de que las autoridades vaticanas investigasen las acusaciones que llegaban sobre su doble o triple vida.

Cuando finalmente las acusaciones hicieron mella, la organización nacida en Monterrey (México) fue intervenida durante un largo y dramático proceso que el cardenal Velasio De Paolis, enviado expresamente por Benedicto XVI, calificó como de «purificación».