Tras 10 días encerrados en alta mar, a Omda, Hassan y Ramzi hasta el Complejo Educativo de Cheste se les queda pequeño. Y eso que es un enorme centro que alberga, a 30 kilómetros de València, un instituto, otro de FP, un centro de formación de profesores, residencias y un centro de tecnificación. Son tres de los 630 inmigrantes a los que recogió el Aquarius frente a las costas de Libia y de los 476 que han recalado en este centro de la Generalitat para pasar sus primeras horas en tierra firme.

«Estoy muy contento de estar aquí. Me quedó aquí, quiero estudiar, ser médico», explica Omda, que estuvo siete meses en Libia antes de poder embarcarse. Cuenta que es del sur de Sudán, de Darfur como su compañero Ramzi, que tiene 18 años y siguió la misma ruta. «Mi familia está en Darfur, hace dos meses que no he hablado con ellos», explica.

María Ruiz, secretaria general de Cruz Roja en València, cuenta que la primera fue «una noche tranquila». Solo se trataba de registrar su llegada, de que se ducharan y de ofrecerles una cama. Las de los 415 hombres están en un pabellón y las de los 9 menores y las 52 mujeres en otro.