Las intensas tormentas eléctricas, acompañadas por fuertes lluvias, han amortiguado las llamas de los incendios forestales en la costa este de Australia este viernes y han brindado algo de alivio a los bomberos, tras meses (desde septiembre) luchando contra el fuego, que ya se ha cobrado 28 víctimas mortales.

Sin embargo, y pese a que las lluvias torrenciales no podrán extinguir todos los incendios que asolan el país, sí han ayudado en gran medida a la contención de las llamas.

Las predicciones meteorológicas no auguran que el agua llegue a los lugares en los que realmente se necesita, aunque Victoria, Nueva Gales del Sur y Queensland -los tres estados del este, de los más afectados por la sequía y los incendios- sí han recibido con agrado esas lluvias, que en principio se mantendrán en los próximos días.

Inundaciones y árboles caídos

Los aguaceros, sin embargo, también conllevan peligros, como inundaciones repentinas y caída de árboles, muchos de ellos estructuralmente destruidos por los intensos incendios forestales.

Y aunque las tormentas sí han ayudado a limpiar el aire contaminado del país, ciudades como Sídney, Canberra y Melbourne se han mantenido este viernes entre las 100 ciudades más contaminadas del mundo, según la clasificación de contaminación de AirVisual.