El ritmo de reducción de nuevas infecciones de VIH, de las muertes asociadas al sida y del aumento al acceso a los tratamientos se ralentiza, según avisó la ONU esta semana, en su informe anual sobre esta enfermedad.

De hecho, los datos del 2018 arrojan que casi 38 millones de personas (37,9) tienen el virus de inmunodeficiencia humana, VIH, pero solo dos de cada tres tienen acceso a los tratamientos antirretrovirales. El año pasado hubo un total de 1,7 millones de nuevos contagios, un 16% menos que en el 2010 y 770.000 muertes, un 33% menos que ese año.

No obstante, según la ONU, el mundo está «progresando», pero «cada vez menos», puesto que los contagios y las muertes siguen cayendo pero a un ritmo menor y de forma desigual en los distintos países, en un contexto en el que la «brecha» entre los recursos necesarios y la disponibilidad de los mismos se está ampliando. Así, por primera vez, la financiación global cayó 880.000 millones, debido a que los donantes redujeron sus inversiones y los gobiernos no suplieron esa merma.

Alrededor del 30% de las personas que inician el tratamiento contra el VIH padecen la enfermedad ya en un estadio avanzado, factor que aumenta las posibilidades de que fallezcan y de que sufran otras infecciones.