A las cinco de la tarde de ayer comenzó el periodo de cortes al tráfico privado en la Gran Vía, así como en las calles de Atocha y Mayor, que se extenderá hasta las 22.00 horas del día 11, medida con la que Manuela Carmena (Ahora Madrid) pretende promover «otra movilidad» en la ciudad durante esta época del año.

El servicio de metro se incrementa una media de un 50% desde ayer y hasta el próximo 6 de enero, durante las franjas horarias con mayor desplazamiento de los ciudadanos hacia las zonas comerciales y de ocio de la capital, según el Consorcio Regional de Transportes, que depende de la Comunidad de Madrid.

La Gran Vía podrá ser atravesada en vehículo a motor en sentido transversal, pero no se podrá circular por ella, salvo transporte público y otras excepciones.

Podrán entrar al área de restricción los vehículos de residentes o los titulares de plazas de aparcamiento en las calles de la zona, los taxis, motos, bicicletas y ciclos, así como los autorizados y los servicios de urgencia.

La Asociación de Empresarios de la Gran Vía criticó la medida y dijo que se trata de «un absurdo» que les perjudica. El presidente de la asociación empresarial, Florencio Delgado, señaló que «cuando se ha cerrado la Gran Vía ha supuesto un fracaso estrepitoso», y eso que hasta ahora solo se había llevado a cabo en festivos. Ayer, ya se registraron los primeros atascos en la zona.