Menos coches. Más uso del transporte público. Satisfacción entre los taxistas. Desconcierto generalizado de los vecinos. Enfados. Multas. Y polémica política. Este es el resultado del histórico experimento que ha llevado a cabo Madrid para combatir la contaminación: prohibir la circulación de la mitad de vehículos en función del número de matrícula. Hoy, día 29 (número impar) solo pueden entrar en la almendra de la ciudad los coches con matrícula impar. El Ayuntamiento ha levantado el veto para mañana y el sábado (día de Nochevieja). Eso significa que todos los conductores -con independencia de su matrícula- podrán atravesar la M-30 y acceder al centro. Lo que sigue en pie, eso sí, son el resto de restricciones: hay que circular por la M-30 a 70 kilómetros por hora como máximo y solo los residentes pueden aparcar en las zonas reguladas. Los demás, o dejan el coche en casa o pagan un aparcamiento privado.

LA MAYORÍA LO RESPETA

La mayoría de conductores están respetando la norma. Las vías madrileñas están más despejadas y circulan por ellas matrículas impares. En plena hora punta (de 7.00 a 8.00) la reducción del tráfico era del 8%. Ahora bien, numerosos vecinos están haciendo caso omiso y llevan su coche con matrícula par (o acabada en cero). Para evitar la picaresca, los principales accesos a la ciudad (avenida de América, ciudad de Barcelona, Moncloa…) han amanecido con controles. En cada puesto, varios policías municipales y responsables del servicio de movilidad comprueban las matrículas. Cada vez que ven una par (en una hora se detectan unas cien, según fuentes oficiales) instan al vehículo a parar. Después de la denuncia -que consiste en tomar nota de la matrícula para poder gestionar más adelante la multa en el Ayuntamiento (90 euros o 45 si se efectúa el pronto pago)- el agente obliga al infractor a dar media vuelta y no entrar a Madrid. “Nuestra obligación es denunciar a los infractores”, afirma un policía.

“Los agentes saben muy bien lo que tienen que hacer”, sentencia la responsable municipal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, al ser preguntada sobre si, efectivamente, las denuncias se convertirán en multas. Sabanés ha confirmado que los índices de polución han bajado (según la medición tomada la noche del miércoles) y que, por lo tanto, el protocolo para luchar contra la contaminación regresa del nivel 3 (restringir la circulación en función de las matrículas) al nivel 2 (prohibición de aparcar para los no residentes en las zonas reguladas).

Las únicas excepciones al nivel 3 son para los transportistas con vehículos de menos de 3.500 kilos, las motos, los taxis, los vehículos ‘limpios’, los adaptados para conductores de movilidad reducida, y aquellos que lleven tres o más ocupantes. En estos casos, da igual el número de matrícula.

CRÍTICAS DEL MINISTRO DEL INTERIOR

A pesar de que la medida se anunció el miércoles por la mañana,muchos madrileños (muchísimos) la desconocen. El desconcierto es generalizado en la ciudad. Pocos se aclaran con las restricciones y las excepciones. La mayoría las asume. Y otros muchos se enfadan.

También reniega el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que ha pedido “evitar ocurrencias" y “planificar sin improvisaciones" porque, en su opinión, “no se puede incomodar al cuidado”. La Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, critica la medida del Ayuntamiento, en manos de Ahora Madrid y liderado por Manuela Carmena. La responsable municipal de Medio Ambiente, mientras, insiste en que la prohibición al tráfico rodado tiene un objetivo “irrenunciable”: minimizar los efectos de la contaminación en la salud de los madrileños.