El inspector de Policía Pablo Antonio Martínez, marido y padre de dos de las acusadas del asesinato de Isabel Carrasco, Montserrat González y Triana Martínez, ha admitido hoy que sabía que su mujer tenía "inquina" a la dirigente del PP porque estaba perjudicando a su hija.

Martínez ha abierto hoy el turno de declaraciones en el juicio que se celebra en la Audiencia de León por el asesinato de Isabel Carrasco el 12 de mayo de 2014, del que Montserrat González se ha declarado única responsable, exculpando así a su hija y a la otra acusada en el proceso, la policía local Raquel Gago. En su declaración ha asegurado que su mujer "llevaba años muy alterada y como fuera de quicio por lo mal que lo estaba pasando su hija", y ha admitido que él conocía a Isabel Carrasco sólo de actos oficiales y que su relación con ella era "de cortesía". Martínez, que ejercía como comisario de Astorga (León) cuando sucedió el crimen, ha asegurado que en ningún momento sospechó del plan que estaba urdiendo su mujer para matar a Isabel Carrasco, a la que responsabilizaba de haber echado a su hija de la Diputación por no acceder a mantener relaciones sexuales con ella, según ha declarado ante el tribunal en la primera sesión del juicio.

También ha explicado a preguntas del fiscal que en su presencia nunca practicaron con armas y que desconoce cómo su mujer aprendió a disparar. Su mujer ha declarado que compró el arma homicida en el mercado negro de Gijón a un hombre llamadoArmando, ya fallecido, y que fue con él a un descampado a las afueras de la ciudad para efectuar unos disparos, los únicos que había hecho en su vida antes de matar a Isabel Carrasco. Ha declarado que su mujer y su hija "le hacían poco caso", y ha señalado que dedujo que su hija tenía una relación porque todos los sábados se iba a León. Su hija Triana ha declarado que el teléfono pre-pago que se halló en su poder cuando fue detenida a nombre de un amigo suyo lo tenía para evitar que su padre controlará las facturas de móviles y evitar así que supiera que mantenía una relación. El testigo ha confirmado que todos los teléfonos móviles de su casa estaban a su nombre y recibía las facturas y que en numerosas ocasiones le había dicho a su hija que tenía que moderarse con el gasto. La fiscalía sostiene que Triana se hizo con ese teléfono para evitar dejar pistas porque existía un plan para matar a Isabel Carraso en que también estaba implicada ella y su amiga Raquel Gago.

Martínez ha insistido en que su hija estaba "hundida" tras su salida de la Diputación, donde ocupaba una plaza interina como ingeniera de telecomunicación, y que en diversas ocasiones llegó a temer que se suicidara. Le animó a que se fuera a trabajar fuera de España "porque tenía un currículo muy bueno y podría encontrar trabajo donde quisiera", aunque tanto ella como su madre estaban "obcecadas" en seguir en León. Martínez, que actualmente presta servicio en Gijón, ha explicado que lo primero que hizo el 12 de mayo de 2014 al conocer que su mujer e hija estaban detenidas relacionadas con la muerte de Isabel Carrasco fue ir a su armario y comprobar si su arma reglamentaria seguía allí.