EL TESTIGO: "ALBERT ME PREGUNTÓ COMO SERÍA UNA MUERTE PERFECTA"

En la causa figura la declaración de un guardia urbano de Barcelona que explica que el 16 de abril pasado, días antes del crimen, se encontraba trabajando con su compañero Albert López y este le preguntó cómo sería para él una muerte perfecta, a lo que le contestó que “le prendería fuego para eliminar pruebas”. Esta versión es uno de los argumentos esgrimidos por la jueza, además de las contradicciones en la declaración de Rosa Peral, para encarcelar a los dos sospechosos.

Pero hay otra a la que todavía le da mayor importancia. El testigo es la actual pareja de Rubén, el exmarido de la guardia urbana encarcelada, que relata que la hija de esta, Emma, le manifestó que escuchó a su madre y a su novio Pedro (le llama Titi) discutir en la habitación, escuchando golpes e insultos. La pareja bajó para la planta inferior y desde desde ahí su madre le dijo que cogiera palitos y se pusiera la tele. Lugo, según esta versión, subió la agente presa “llena de sangre y se lavó con lejía”. Y agregó que vió el coche de “Tití” dentro y a una persona con “bolsas de basura”. Su madre le explicó a la menor que Pedro se había ido de casa.

También ha declarado el exmarido de la agente encarcelada, Rubén, que ha asegurado que se separaron en Navidades del 2016 y que sabía que desde el 2013 y durante tres años ella tuvo una relación sentimental con Albert López. Y agregó que conoció a la víctima, Pedro R., más o menos en paralelo con su separación. Incluso admite que la que era su mujer mantuvo una relación con Pedro y Albert cuando todavía estaba casado con él.

ROSA PERAL: "ME LLAMÓ Y VI MUCHA SANGRE EN EL SUELO. ME PIDIÓ QUE LA LIMPIARA"

Las incongruencias en las declaraciones de Rosa Peral, pareja de Pedro Rodríguez, el guardia urbano asesinado, llevaron a que fuera detenida el pasado 13 de mayo acusada de un delito de homicidio. Es más, ha llegado a cambiar en tres ocasiones su relato.

En su última intervención sostiene que su compañero Albert López, también acusado y con quien mantenía una relación amorosa, apareció la madrugada del día 1 al día 2 de mayo, saltando la valla de su domicilio con una mochila al cuello, en cuyo interior ella vio un palo, y que más tarde se dio cuenta de que era un hacha.

Según la detenida, López le pidió que le entregara el móvil. Acto seguido, el policía entró en la casa, bajó las persianas, y en ese momento ella oyó fuertes golpes. “Después me llamó y vi mucha sangre en el suelo. Me pidió que la limpiara y así lo hice. Albert esa noche se quedó a dormir, yéndose por la mañana”.

Pero en su primera versión de los hechos, el 2 de mayo, Peral aseguró que Rodríguez abandonó el domicilio conyugal de Vilanova i la Geltrú sin comer, hacia las 2 del mediodía, después de una discusión en la que él aseguró que no pensaba volver jamás. Según el auto de los hechos, trataba de ofrecer una imagen de mujer frágil, vulnerable, pasiva y de subordinación.

En la segunda declaración, cambió la franja horaria, asegurando que su pareja se fue de la casa entre las 20.00 y las 21.00 horas, y que antes de la comida del mediodía su pareja y ella estuvieron en el parque con las niñas y que después regresaron todos juntos.

La detenida, según el sumario, también insinuó un posible incidente entre Ruben Carbó, el padre de sus dos hijas, con Rodríguez, como “maniobra para distorsionar la investigación policial, llegando a declarar que los celos que sentía Rodríguez por el padre de sus hijas había sido la causa de la discusión.

ALBERT LÓPEZ: "ABRÍ EL MALETERO Y OBSERVÉ EL CUERPO CUBIERTO DE SANGRE"

Albert López, amigo de Rosa Peral, la compañera sentimental de Pedro Rodríguez, el guardia urbano asesinado, contradice la versión de ella. El detenido asegura que fue Peral quien lo llamó llorando la noche del crimen, pidiéndole que fuera a su casa porque había tenido “un problema” con Rodríguez, que ella lo estaba esperando. “Llegué a su casa, sobre la medianoche. Me pidió que cortara leña para hacer una barbacoa, que comieron y que después ella le pidió que lo acompañara al vehículo de Pedro. Abrió el maletero y observé el cuerpo de éste cubierto de sangre, que llegaba a gotear por abajo”.

López llega a declarar que Peral le hizo comprar gasolina en la Ronda del Litoral, y que después regresó a casa de ella. Cada uno en un coche, según él, se dirigieron hasta el pantano del Foix, y una vez allí, cogieron los bidones con el combustible y los esparcieron sobre el vehículo del difunto, al que prendieron fuego.

En su declaración, el agente encausado por homicidio, explica que con Peral le une que son compañeros de trabajo, amigos y que mantuvieron relaciones sexuales esporádicas hasta noviembre del 2016, cuando ella inició su idilio con Rodríguez.

El pasado marzo, ella le confesó que su pareja tenía muchos problemas de dinero, que no podía retornar los préstamos, que era muy celoso, que le borraba todos los números de teléfonos de hombres que tenía grabados en el móvil, y que le revisaba todas las comunicaciones. Incluso, que tras una fuerte discusión, él la había tirado al suelo y cogido del cuello delante de su hija Emma.