La amistad es una relación basada en la confianza, la seguridad y el desarrollo. Aparece el cariño con el tiempo y la alegría acompaña a ambas personas. Este tipo de relaciones las extendemos a varias personas de nuestra vida. Con el paso del tiempo y por las circunstancias naturales, unas relaciones crecerán, otros desaparecerán y se irán sumando otras. En este desarrollo, siempre tendremos una mayor afinidad por una o dos personas, a las que solemos denominar mejores amigos. Esto se nota visiblemente en la infancia y en la adolescencia, con el pensamiento poralizado típico de estas etapas y la emocionalidad extrema.

Nuestros mejores amigos son aquellos que siempre están a nuestro lado, con las que tenemos una mayor confianza y nos mostramos tal y como somos. Contamos con ellos y les entregamos gran parte de nuestro tiempo. Se forja la relación con el paso del tiempo, y lo positivo será mucho más grande que todo aquello negativo que podría haber. Pero no siempre es así. La toxicidad también puede aparecer en las relaciones de mejores amigos, dañándonos a nosotros mismos, bajando nuestra autoestima y viviendo un tipo de relación negativa y cruel. Identificarlo es el primer paso para poder salir de ello.

SEÑALES

Las amistades tóxicas generan emociones negativas y adictivas que nos atrapan y hacen que sintamos que no merecemos estar bien. Muy similar a lo que ocurre con la toxicidad en la pareja o en la familia, con consecuencias similares, destructivas para todo lo que gira en torno a la relación. Un tipo de relación muy peligrosas en la que existe un abuso y un desequilibrio, que no siempre estuvo ahí desde el principio.

¿Qué nos indica que nuestro mejor amigo es tóxico?

  • Aparece competitividad, como si uno tuviera que ganar siempre al otro, incluso en las cosas negativas que ocurren.
  • Mientes o le ocultas cosas, ya que no estás cómodo y sientes que te juzga siempre.
  • No hay nada positivo. Solo te llama para contarte cosas negativas y hay una tendencia a la dramatización. Todo es urgente.
  • No hay límites, ni de tiempo ni de espacio.
  • Inventas excusas para no estar con esa persona y no hacer planes con él o ella.
  • Cada vez que sales con esa persona, hay consecuencias negativas, a nivel físico o emocional, como un desgaste de energía o un gasto excesivo de dinero.
  • Todo gira en torno a él, y si se habla de ti es desde el juicio y desde la premisa de que solo él sabe lo que es mejor para ti.

ALÉJATE

Las relaciones sociales se consolidan en Psicología como un punto favorable para cada persona. Amortiguan enfermedades o trastornos mentales, nos ayudan a superar los problemas y generan numerosas emociones positivas. Entonces, ¿cómo es posible que tengamos la sensación de que nuestro mejor amigo nos hace daño? Se debe a la toxicidad de la relación, una dinámica que ha generado roles desequilibrados, con tendencia a la destrucción y con consecuencias muy peligrosas. Es en ese momento cuando debemos tomar una decisión.

Las amistades deben basarse, en primer lugar, en la seguridad para ambas partes, creando un entorno cómodo donde nadie sufra agresiones por parte del otro. Asegurado eso, comienza el desarrollo y la admiración mutua, con el cariño y la alegría. Negado alguno de los condicionantes debemos tener en cuenta que la relación está dañada de tal forma que no será posible que haya una recuperación. Nos plantearemos protegernos a nosotros mismos y, para ello, siempre debemos saber que no es nuestra responsabilidad salvar a nadie, que cada cual es dueño de lo que hace y que toma sus propias decisiones. Debemos buscar lo que nos haga estar mejor, lo que sume, y un mejor amigo tóxico siempre resta.