Melendi (Oviedo, 1979) se adelanta a la presentación de su nuevo disco, 'Quítate las gafas' (Sony Music) en el Palau Sant Jordi el 26 de mayo con un concierto en Razzmatazz este sábado para clientes de Vodafone. El cantante presenta una propuesta acorde con su edad y su visión de la vida, a sus casi 40 años, abierto a nuevos ritmos y mensajes.

Su nuevo disco es diferente. ¿Más maduro? Soy una persona curiosa y me gusta escuchar y ver qué saca en claro la gente de cada canción. La mayoría de las veces su percepción no coincide con el sitio desde donde yo la escribí. Como creador soy un mero catalizador. Cuando la obra llega a la gente esta deja de ser tuya.

También puede haber malos entendidos. Y eso es lo bonito. Cada cual se queda con aquello que le sirve a él de una canción. Yo deambulo por la vida y voy descubriendo cosas. Soy curioso también musicalmente. Siempre he hablado desde el pop rock, que es mi columna vertebral, pero siempre tengo mis cuatro o cinco momentos de desparrame en los disco. En este disco ha sido una prueba de fuego porque cuenta con un son cubano a mi manera y un tema funky.

A muchos les sorprenderá el cambio. Es una cosa un poco rara y que choca. Pero al final, creo que tenemos excesivo miedo al cambio y, sobre todo, al esfuerzo que hay que hacer. Hay una diferencia muy grande entre desear y soñar. Cuando deseamos queremos algo ya y por tanto nubla nuestro raciocinio y voluntad. Si quieres algo ya no estás dispuesto a hacer el esfuerzo por conseguirlo. Soñar es distinto.

¿Con qué sueña ahora? Ahora mismo sueño con ser mayor y tener una cena de Navidad con mis hijos. No sé por qué pero ese sueño es recurrente. Es algo bonito. Y como dicen que lo que sueñas se acaba convirtiendo en realidad... ¡Ojalá sea así! Hay gente a quien la navidad no le gusta. A mí sí. Me trae recuerdos de una infancia feliz.

¿Por qué 'Quítate las gafas' como título? En realidad iba a llamar el disco con el nombre de otra canción, 'Flores de agua y plomo', que me pareció una bonita definición de los seres humanos. En realidad hay una similitud en cuanto al contenido entre ambos temas. 'Flores' habla de la facilidad con la que vemos las cosas en los demás, y lo que nos cuesta ver que si nos fijamos en ellas es porque son nuestras. Cuando descubrí eso en mi vida fue un 'shock' y empecé a plantearme muchas cosas. Pero al final optamos por la canción que tenía un título más directo.

El disco anima a mirar dentro de uno mismo. Tiene mucho de eso. Lo cierto es que si criticas mucho lo demás es porque no te quieres ver. Como digo en 'Flores': "Somos simplemente espejos caminando/ deslumbrándonos los unos a los otros. / Con el tiempo unos entienden su función y otros acaban rotos". Inconscientemente esa idea impregna todo el disco, aunque con canciones absolutamente diferentes.

¿Cómo han surgido las canciones? Las canciones son sentimientos y me involucro mucho en ellas. Hay una diferencia grande entre las canciones que compongo con el piano y con la guitarra. Con guitarra me vuelvo irreverente, con el piano, romántico. Seguramente es porque hace menos que toco con el piano y tengo menos recursos. Empecé a tocarlo hace unos seis años y las armonías me salen muy melódicas. En mí siempre conviven esos dos mundos, las baladas y los temas más rítmicos como 'Yo me veo contigo' e 'Hijos el mal'. Tener esas energías tan diferentes que en concierto permiten crear atmósferas muy diferentes. Intento no perder la perspectiva que la música la hago es para la gente que me escucha, no para mí. Si quiero un disco concepto lo haré para mí. Mis canciones son para la gente.

¿Qué prepara para la gira? Vamos a innovar. Llevaré un escenario inspirado en los años 70 que se adaptará a todo tipo de locales. Vamos a hacer de todo. No será el clásico escenario pero no puedo avanzar más. Es muy 'flower power'. Va a ser un concierto muy divertido. Lo que más me gusta de mi profesión es escribir y después, los directos. Su único hándicap es que hay que estar en la carretera.

Tras tres lustros de carrera imparable ¿Dónde se imagina dentro de 10 años? Voy a estar estupendo. Si sigo así y la cabeza me acompaña. Seguiré cantando si la gente no se cansa de mí. Voy para 38 años y tengo tres hijos. Han cambiando muchas cosas en mi vida desde que empecé a cantar pero creo que a la gente le impulsa seguir escuchando mis discos porque mis procesos vitales han sido siempre sangrados en los discos, honestos. Ese es mi único valor: deambular por la vida, coger las cosas y, según las siento, soltarlas. Lo único que he hecho bien a nivel profesional es poner en valor lo que soy y no enfocarme en lo que no soy. No soy un gran cantante ni lo pretendo porque no tengo una gran voz.