Al menos 46 personas murieron ayer al naufragar una embarcación precaria con alrededor de 180 migrantes a bordo frente a la costa de Túnez. Es el peor siniestro mortal ocurrido en el Mediterráneo desde el pasado febrero, según informó el Ministerio de Interior del país africano.

Según la misma fuente, que apenas ofreció detalles en un escueto comunicado, la guardia costera tunecina logró rescatar a cerca de 70 personas durante una operación de salvamento que aún sigue en marcha en el sur del país. Uno de los rescatados explicó a la prensa en la ciudad de Sfax que la mayoría de los que navegaban en la barca de pesca de madera eran, como él, ciudadanos tunecinos y que el resto procedían de países del África subsahariana.

De acuerdo con su relato, la embarcación, de nueve metros de eslora, había salido poco antes del amanecer de una playa próxima a la frontera con Libia y navegó cerca de nueve horas antes de que comenzara a hacer aguas por una grieta en el casco.

Responsables de Seguridad Marítima explicaron que en las labores de rescate trabajan un avión de las Fuerzas Aéreas y equipos de Protección Civil y se busca tanto al supuesto patrón de la embarcación como a la red mafiosa que preparó el trágico viaje clandestino.