El sistema de embalses del tramo final del Ebro, Mequinenza-Riba-roja-Flix, desembalsa a un ritmo de 1.700 metros cúbicos por segundo (m3/s) con el objetivo de generar la capacidad de resguardo suficiente que permita laminar la avenida que desciende por el tronco central del río. La liberación de caudal, en crecimiento progresivo hasta que el jueves alcanzó este nivel máximo, se mantendrá durante los próximos días a la espera de que el pico máximo llegue al embalse de Mequinenza a partir del próximo martes, según apunta la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

La CHE confía en que la maniobra permita no tener que aumentar el caudal que desembalsan los embalses y así evitar que se inunden los terrenos situados en el tramo final del río.

La Dirección General de Protección Civil y Emergencias ha activado el Plan Estatal de Inundaciones en fase de preemergencia y el Comité Estatal de Coordinación ante el riesgo de inundaciones en fase de prealerta. Asimismo, ha activado el Sistema Copernicus para la obtención de imágenes y cartografía satelital del Ebro.

Máximo en Navarra

Este viernes, la estación de aforo de la localidad navarra de Castejón ha detectado el nivel más elevado de la avenida, con 2.682 m3/s. Una avenida "extraordinaria", según el organismo de cuenca, que se dirige lentamente hacia Zaragoza, donde está previsto que llegue el domingo por la mañana.

A su paso por Ascó, el Ebro llevaba este viernes a mediodía 1.671 m3/s, mientras que en Tortosa el caudal alcanza los 1.762, tres veces más de la media anual. Según los datos que ofrece el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la CHE, la tendencia en ambos casos es que se mantengan estables estas cifras. Del embalse de Flix continúan saliendo 1.700 metros cúbicos por segundo, un nivel que el organismo de cuenca intentará mantener durante los próximos días hasta que se pueda dar por controlada la avenida.

Pequeñas inundaciones

De momento, las maniobras en el sistema Mequinenza-Riba-roja-Flix para contener la avenida -que puntualmente llegó a superar este jueves los 2.000 metros cúbicos por segundo- no han causado afectaciones importantes en el tramo catalán del Ebro más allá de las inundaciones en los puntos habituales, como el club náutico de Flix o los embarcaderos fluviales. Además, el paso de barca de Miravet no puede funcionar, la hidroeléctrica de Xerta ha tenido que paralizar la producción eléctrica y el barco turístico de Tortosa, el Sirgador, tuvo que ser retirado del embarcadero para evitar daños.

Un incremento adicional de este caudal, sin embargo, podría ya generar algunas inundaciones en espacios urbanos próximos al río, unos efectos que se hacen visibles especialmente a partir de los 2.200 metros cúbicos por segundo en municipios como Miravet. Desde la CHE confían en que, esta vez, no será necesario llegar a estos extremos gracias a las maniobras de laminación para dejar resguardo en los pantanos.

La punta máxima ha pasado por la población navarra de Castejón a las diez de la mañana de este viernes (casi 2.700 metros cúbicos), pero los caudales comienzan a bajar en algunos de los afluentes que habían experimentado crecidas en los últimos días debido la lluvia y el inicio del deshielo.

La previsión es que este volumen llegue a Zaragoza, con una ligera disminución del caudal -entre 2.100 y 2.500 m3/s- este próximo domingo por la mañana. Siguiendo un ritmo lento, y teniendo en cuenta la magnitud, la avenida podría llegar al embalse de Mequinenza el martes.

El recuerdo del 2015

Aunque el organismo de cuenca ha calificado la crecida de "extraordinaria" , confía en que finalmente no llegará al nivel de la última de importancia, la que tuvo lugar a principios de marzo de 2015. Entonces, la CHE llegó a desembalsar 1.900 metros cúbicos por segundo del sistema de pantanos del tramo final del río, lo que causó inundaciones en numerosas fincas de zonas bajas de la orilla y levantó la indignación de ayuntamientos y entidades, que denunciaron, nuevamente, la mala gestión del episodio.

Más allá de los beneficios que desde el punto de vista ambiental supone la aportación extraordinaria de caudales, acusaban el organismo de ceder ante los intereses de Endesa, la compañía eléctrica que gestiona las presas del tramo final del Ebro, y le acusaban de priorizar la producción hidroeléctrica a la laminación efectiva y segura de la avenida. Este viernes, el pantano de Mequinenza se encuentra en el 85,71% de su capacidad, mientras Ribarroja llega a 96,68%.