Asociación Supervivientes del Aquarius. Así se llama la nueva entidad que quiere ser la «voz de los migrantes». Y con voz propia, quieren ser un referente y un apoyo para las personas migrantes en general. Porque ellos han pasado por eso. Por el miedo, el desconocimiento y la incertidumbre al llegar a un sitio del que lo desconoces todo. O casi todo. El objetivo está claro y el proyecto ha echado a andar.

Ayer, la nueva asociación se presentó en el barrio de Patraix, en el Espai Intercultural Sankofa, el mismo espacio en el que se reencontraron, cuando los focos mediáticos ya se habían apagado y ellos comenzaban sus nuevas vidas en las diferentes plazas de acogidas asignadas a distintas entidades sociales. Pero participaron en un proyecto y acudieron a Sankofa. Y se reencontraron. Y comprendieron la importancia de tomar las riendas de sus reivindicaciones, de sus necesidades, de sus preocupaciones... Y se empoderaron. Cuentan con ayuda y asesoramiento de entidades sociales valencianas (como la asociación Sovint) y de trabajadores y voluntarios de ONG. Pero ellos, los y las migrantes del Aquarius, llevan las riendas, forman la junta directiva, idean el proyecto y diseñan las actividades. No hay otra entidad similar en la Comunitat Valenciana, dirigida y formada por migrantes que distintas nacionalidades. Ahí está la clave del éxito y lo que les diferencia.

La asociación arranca con 20 supervivientes del Aquarius y se registró como tal en octubre. En estos meses, el trabajo se ha centrado en preparar la presentación de ayer. A la entrevista con este diario, acuden una decena de integrantes de la entidad, pero solo cinco se prestan a las fotografías. Porque este no es un reportaje de los supervivientes del Aquarius. Ni de sus vidas. Aquí no hay historias personales. Este es un reportaje de cómo unos jóvenes de entre 20 y 43 años han decidido asociarse para ayudar a los demás. Así, ellos son, ahora, una entidad más que trabaja por la migración, la acogida y el refugio.

Les cuesta hablar español, pero se esfuerzan. Y explican cómo y por qué surge la iniciativa. «Cuando llegamos aquí no sabíamos muchas cosas de este país. Nosotros queremos ayudar al migrante recién llegado y explicarle cómo es la ley aquí, qué se puede hacer y qué no se puede hacer», explican. Y hablan de un ejemplo muy simple. «Por ejemplo, no puedes salir a la calle, coger tu instrumento y ponerte a tocar con unos amigos porque puede venir la policía y multarte. Y si tu situación es irregular... En fin. En nuestros países sí se puede tocar música en la calle y no se pueden hacer otras muchas cosas que aquí sí que se puede. Las leyes y los derechos cambian y nosotros queremos explicarle a un igual qué problemas se encontrará y cómo debe hacer las cosas», aseguran.

Además, la entidad tiene entre sus objetivos «crear una red de ayuda al migrante en vivienda, en trabajo, en ocio, en aprendizaje de español... Hay una realidad y es que las personas españolas no quieren alquilar viviendas a los africanos. Y debemos buscar soluciones y crear nuestra red de apoyo y denuncia». Es la voz de la única mujer presente en la entrevista, aunque hay más mujeres en la entidad. De hecho, una de ellas es la vicepresidenta. Esta joven vive en Granada, trabaja de cocinera y reivindica «trabajo» para un colectivo «que solo busca un empleo para poder vivir tranquilos». Por ello, un tercer objetivo de la nueva asociación es la sensibilización. «Queremos explicar, mediante charlas en los colegios o en locales, quienes somos y por qué huimos de nuestros países. Que nos conozcan», aseguran.

Y es que lo desconocido genera miedo. Por eso, la ignorancia y el desconocimiento es el enemigo a batir. Y los migrantes ya tienen voz propia para ello.