El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, confía en que un millón de hogares pueda beneficiarse del ingreso mínimo vital en el que trabaja el Gobierno.

Según precisó ayer en una entrevista en El País recogida por Europa Press, el Ejecutivo tendrá en cuenta, a la hora de otorgar las ayudas, niveles de renta muy bajos, así como los distintos tipos de situación familiar, número de hijos y modalidades de familias.

Por otro lado, también incidió especialmente en las familias monoparentales por ser «uno de los focos peor atendidos hasta ahora» y estimó en unas 70.000 las que podrían percibir esta renta mínima.

El ingreso mínimo vital en el que trabaja el Gobierno, para el que no concreta fecha, será complementario a las rentas que otorgan las comunidades autónomas, con quienes están en conversaciones para el diseño de la prestación. «El diseño de este ingreso no entra en conflicto con las que ellas otorgan», explicó. «Las complementaremos hasta que el conjunto alcance un cierto nivel».

El vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, estimó a finales de marzo en unos cinco millones de ciudadanos los que podrían percibir esta renta.

Asimismo, indicó que el ingreso mínimo será «estructural, permanente y viene para quedarse», aunque admitió también que «hay iniciativas bien intencionadas que están planteando algo extraordinario».

Además, precisó que una característica «importante» de la renta mínima es que debería ser compatible con una incorporación más plena al mercado de trabajo: «Debe generar incentivos positivos para activarse». El Ejecutivo quiere que «no solamente sea una renta, sino que esté asociada a itinerarios de inclusión, y no solo en el mercado de trabajo, hay que pensar, por ejemplo, en quien tiene problemas de drogadicción o de acceso a la educación». El ministro aseguró que los trabajos preparatorios consisten en ver «cómo se identifican los hogares beneficiados».