Con motivo del decimoquinto aniversario de l’Oceanogràfic, el complejo presentó ayer su nueva exposición, Misterios del Mar, que consiste en seis acuarios de 10.000 litros en los que se exhiben animales que impresionarán al público por su belleza, escueto tamaño y extraña morfología, puesto que son muy difíciles de observar en su medio natural al ser especies muy raras. Unos particulares rasgos por los cuales estos acuarios, con un presupuesto superior a los 130.000 euros, son conocidos como joya.

La presidenta de Avanqua, del grupo Global Omnium, Celia Calabuig, anunció que en el futuro se presentarán otras ofertas, como Islas Oceánicas, para mejorar y acercar la experiencia del visitante, a la vez que reseñó la apuesta de la empresa por colaborar con la industria valenciana.

Por su parte, el conservador jefe de acuarios de l’Oceanogràfic, Mario Roche, explicó que en el interior de los habitáculos se pueden ver ejemplares de 16 especies, como el camarón mantis, que es capaz de romper algunos cristales; el pez cofre amarillo y el pez cofre cornudo, protegidos por una sólida armadura; y la anguila jardinera, cuyas colonias parecen algas al balancearse.

En la colección también se encuentra el pez hoja, el pez león ocelado y el ranisapo, todos especialistas del camuflaje para cazar a sus presas; así como el pez piña, la gorgonia blanca y los lenguados, que al nacer tienen un ojo a cada lado y cuando crecen uno de los ojos cambia de lateral.

El cangrejo cacerola es un extraño individuo de sangre azul emparentado con las arañas, que convive con el pez mandarín, con colores llamativos, y con peces navaja, que nadan cabeza abajo.

El caballito barrigudo, el dragón de mar y la anémona fresa también figuran en otro de los acuarios joya restantes.

ANIMALES GIGANTES // Como complemento, un artista fallero ha creado figuras en grandes dimensiones de animales submarinos gigantes y de especies que «nunca se podrán contemplar» como un calamar gigante de siete metros o una medusa de dos metros de diámetro y 36 de largo.

Su artífice, Pablo Ovejero, con una gran diversidad de trabajos para España y el resto del mundo a sus espaldas, expresó su gratitud a l’Oceanogràfic por darle la oportunidad de adentrarse en el mundo de los animales marinos y contactar con los científicos del centro para conocerlos mejor.

Cabe reseñar que el techo de la instalación imita la visión de las ondas de la superficie del mar desde el mar, mientras que las paredes de la exhibición representan un fondo marino rocoso en el que se integra un barco hundido, llamado Micalet.