Ni la propia Netflix se hubiera podido imaginar que una de sus últimas películas, A ciegas (titulada Bird Box en inglés), iba a generar miles de vídeos imitando a su protagonista, interpretado por Sandra Bullock, una madre que trata de salvar a sus hijos en un mundo apocalíptico donde la gente debe taparse los ojos para no caer presa de unas fuerzas paranormales que empujan a sus habitantes al suicidio.

A causa de su éxito, las redes sociales se han llenado ahora de gentes que caminan con los ojos tapados por espacios público o que se estampan a ciegas contra las paredes por puro entretenimiento. Este nuevo reto no solo se ha hecho viral, sino que ha generado cierta alarma ante los riesgos que puede comportar para la integridad física. En la mayoría de los casos no son más que vídeos que recrean unos minutos de experiencia jocosa con la vista vendada, pero otros han despertado más preocupación, como personas que juegan a ciegas al baloncesto, cargan con los ojos vendados a sus hijos por la calle o uno en el que se ve a un hombre al volante de un automóvil.

El BirdBoxChallenge ha cruzado las fronteras de Estados Unidos, donde suelen comenzar estas cosas. «La última tontería viral (pero tontería) es el BirdboxChallenge», dijo la semana pasada la Guardia Civil en uno de sus tuits. «Puede ser muy peligroso, para ti y para los que más quiere». También algunas asociaciones de ciegos han disuadido a los internautas de ponerse la venda y han recordado que las personas ciegas pueden hacer una vida bastante normal una vez se han adaptado a su nueva condición.

DESAFÍOS VIRALES // Los retos virales son cada vez más comunes y, en algunos casos, peligrosos. Hace unos meses un adolescente de Memphis disparó a un hombre mientras hacía el reto de No Lacking Challenge, que parece consistir en sacar la pistola después de fabricar premeditadamente una discusión. Este mismo año también se dieron casos de varios niños intoxicados con detergente cuando jugaban al Tide Pod Challenge, que consiste en meterse un paquetito de lavavajillas en la boca. A otros les ha dado últimamente por comer gusanos, meterse condones de látex por un orificio de la nariz o incluso conducir sin poner las manos en el volante, como hicieron dos policías.

Hay gente que ha muerto por hacerse selfis extremos. Hace solo dos meses una pareja de expatriados indios en Estados Unidos se desplomó por un barranco del parque nacional de Yosemite mientras se hacían una foto asomados a un precipicio. Varios retos se han dedicado a promover la extrema delgadez. Una de sus versiones consiste en demostrar que las dos rodillas de una persona son tan estrechas como la longitud de un teléfono móvil. En la otra vuelta de tuerca de la misma cosa intentan probar que su cintura no mide más que un folio A-4. Todo parece valer por obtener una buena foto o unos minutos de protagonismo con un vídeo en internet en la actualidad.