El gran estallido del Big Bang dio lugar al universo tal y como lo conocemos. Y, hasta aquí, los científicos se ponen de acuerdo. La duda que cabía aclarar es, en todo caso, qué dio lugar a la explosión originaria. Es decir, el desencadenante de todo. Un nuevo artículo aparecido este mismo jueves en la revista Science aporta una posible explicación: un modelo teórico en el que se detallan los mecanismos que podrían causar la explosión.

"Definimos los criterios a través de los cuales podemos impulsar una llama para autogenerar su propia turbulencia, acelerar espontáneamente y pasar a la detonación", explican Kareem Ahmed, profesor asistente en el departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la UCF y coautor del estudio. "Usamos la turbulencia para mejorar la mezcla de reacciones químicas hasta el punto de crear una reacción violenta que conduce a supernovas, que esencialmente son estrellas en explosión", dice Ahmed. "Estamos llevando una llama simplificada a un punto en el que está reaccionando a cinco veces la velocidad del sonido", añade.

El investigador explica que descubrió los criterios para crear una explosión de tipo Big Bang mientras exploraba métodos para la propulsión de chorro hipersónico. "Estábamos explorando estas reacciones supersónicas para la propulsión, y como resultado de eso, encontramos este mecanismo que parecía muy interesante", relata. "Cuando comenzamos a investigar este tema nos dimos cuenta de que esto se relaciona con algo tan profundo como el origen del universo".

Teoría de las explosiones

En este nuevo estudio, los expertos explican que, en la práctica, todas las explosiones termonucleares masivas se comportan en gran medida de la misma manera. Ocurran estas en el espacio o en la Tierra. La clave, explican, consiste en "aplicar la cantidad correcta de turbulencia y mezclar a una llama no confinada hasta que se perpetúe por sí misma". A partir de ahí, cuando la llama comienza a quemar la energía ingerida, se puede obtener una explosión hipersónica similar a la de una supernova.

Los investigadores responsables del estudio argumentan que este nuevo descubrimiento no debe porque confinarse a la esfera teórica. Esta teoría también podría tener aplicaciones prácticas como es el caso de la mejora de viajes aéreos y espaciales (para hacerlos más rápidos) o la optimización en el proceso de creación de energía (incluidas las fuentes que generan cero emisiones). Todos los productos utilizados en la combustión se convierten en energía, recuerdan los expertos.