El módulo Schiaparelli, de la misión europea ExoMars, intentará posarse hoy en la árida superficie de Marte tras una compleja maniobra cuyo objetivo será comprobar diversas tecnologías para futuras misiones, incluido un paracaídas, un radar altímetro, un escudo térmico y una estructura inferior para amortiguar el choque final. Más que experimentos científicos, Schiaparelli es un demostrador tecnológico.

Schiaparelli se separó el domingo del Orbitador de Gases Traza (TGO), la nave a la que ha viajado acoplado, cuando ambos se encontraban a unos 900.000 kilómetros de Marte. El módulo aterrizará en una zona conocida como Meridiani Planum, cerca de donde se encuentra el vehículo de la NASA Opportunity, y allí tomará medidas sobre el campo electromagnético y la concentración de polvo atmosférico, como explica la Agencia Espacial Europea (ESA). No lleva cámara panorámica, por lo que no se esperan imágenes espectaculares.

Este proyecto de la ESA y su homóloga rusa, Roscosmos, pretende ante todo determinar de dónde procede el metano que han observado misiones anteriores, un gas que en la Tierra es esencialmente un resultado de la actividad bacteriana. Para ello, TGO lleva diversos instrumentos de medición, incluido un espectrómetro construido en España. H