Molly Hatchet, la banda de rock sureño conocida por sus portadas de discos guerreras, no baja la guardia y mantiene su régimen de carretera y manta a las órdenes de Bobby Ingram. Gira casi permanente que les trae este lunes a Barcelona (Razzmatazz 2, 21.00 horas), donde rearmará su endurecido rock americano de valores eternos, como enumera el guitarrista: “la verdad, la sinceridad, la familia y la amistad”.

Ahí están las “raíces fundacionales” del grupo, subraya Ingram, al habla con este diario por vía telefónica desde algún lugar del norte de Italia, inmerso en su ‘tour’ europeo. El concierto previsto para el martes en Madrid se ha suspendido por una cuestión logística y de kilometraje. La fecha de Barcelona sí ha encajado con este itinerario que, cuenta el músico, está movilizando más público del habitual. “Desde hace unos años venimos a Europa cada diciembre y vernos se ha convertido en una tradición de Navidad”, estima.

BANDA CON CAMBIOS

La banda de Florida carga con cuatro décadas de trayectoria llenas de cambios y su miembro más veterano, el guitarrista Dave Hlubek, no participa de esta gira por problemas de salud. “Volverá a tocar con nosotros en primavera”, informa Ingram, que anuncia lanzamientos discográficos para el 2017, tanto en estudio (el último con material propio fue ‘Justice’, del 2010) como en directo, “mostrando la salud creativa y la evolución de la banda”.

Ingram es miembro de Molly Hatchet desde 1987, es decir, que, a diferencia de Hlubek, no tomó parte en los álbumes clásicos.Territorio espinoso: la ausencia de miembros originales ha provocado polémicas visibles en la red y el guitarrista desea subrayar su papel en el entorno de la banda incluso antes de que se formara.“Por favor, explique eso correctamente: yo di a Danny Joe Brown su primer empleo en la música en 1975, en la banda Rum Creek. Mientras, al otro lado del río, en Jacksonville, Dave Hlubek creaba Molly Hatchet. Yo tenía que terminar mis estudios, Danny quería cantar y se fue con Dave. Todos éramos amigos, tocábamos juntos”, explica. Tras la gira de ‘Flirtin’ with disaster’ (1979), el cantante dejó Molly Hatchet y contó con Ingram en su Danny Joe Brown Band. “La gente tiene que entender que yo fui quien le puso un micro en las manos a Danny antes de ser la voz de Molly Hatchet. Visto así, ¿a quién hay que aplicar la palabra ‘original’?”

HASTA EL FINAL

La actual formación, que cuenta con el teclista John Galvin (titular desde 1983), lleva, en fin, la antorcha de ese rock sureño con acentos ‘hard’ (“la comunidad del rock duro y el metal nos ha abrazado y para nosotros es un honor”), luciendo conexión emocional con los fans. “Al final del concierto les firmamos autógrafos, hablamos y de ahí salen las historias que luego cobran forma de canción”, señala Ingram. Mientras bandas como Aerosmith o Deep Purple anuncian giras de despedida, Molly Hatchet no contempla el retiro.“Seguiremos tocando hasta que nos muramos”, pronostica. “No somos estrellas, sino clase trabajadora, amamos la música y queremos hacer feliz a la gente”.