Fue el detonante para su detención. Varios Mossos d'Esquadra vigilaban de cerca los pasos de Aitor G., el detenido por matar a Janet Jumillas y ocultar su cuerpo, y su amigo Cristian K., acusado de encubrir el crimen, cuando la mañana del 21 de marzo, ocho días después de la desaparición de la mujer, de 39 años y madre de dos hijos pequeños, ambos salieron mostrando "un comportamiento extraño" de la casa de Cornellà donde los investigadores creen que fue asesinada. Caminaron por la calle hasta un contenedor cercano y tiraron allí varias bolsas de basura, según ha sabido EL PERIÓDICO después de que el juez haya acordado levantar el secreto de sumario.

El primero en salir del portal fue Cristian, según las fuentes consultadas por este diario. Los policías se fijaron en que portaba varias bolsas en las manos. Le siguió, en "actitud vigilante", Aitor, que antes de seguir el mismo camino que su amigo "hizo un barrido con la mirada desde la puerta, hacia ambos lados de la calle, como haciendo comprobaciones".

Los agentes que observaban de forma discreta todos los movimientos de los dos hombres percibieron que, al llegar al contenedor, Aitor abrió una de las bolsas y sacó parte del contenido, que tiró directamente al bidón. Este gesto no pasó inadvertido para los investigadores, que procedieron a recuperar lo que ya intuían que podrían ser las pruebas del crimen de Janet de las bolsas de basura donde Aitor dejó, por cierto, sus huellas impregnadas.

TRES "MOCHOS" CON UNA SUSTANCIA ROJA

Estaban en lo cierto. Según consta en el sumario de la causa, los Mossos encontraron en una de las bolsas "tres mochos" de fregona "manchados por una sustancia roja" que ha sido analizada en el laboratorio. Se trata de la sangre de Janet, desaparecida desde el pasado 13 de marzo, cuando la mujer, que se encargaba de cuidar a su madre, enferma de diabetes y con un un alto grado de dependencia, salió de su casa en Viladecans y acudió a hacer unas gestiones a una oficina de Hacienda de Cornellà.

En otra de las bolsas, mezclado con los restos de varios documentos a nombre de la novia de Aitor, hallaron el "vidrio" de los cristales de unas gafas "de tipo orgánico y antirreflectante, del mismo modelo y graduación que las que portaba la víctima cuando se perdió su rastro. Tras múltiples gestiones en varias ópticas y consultas con especialistas, los investigadores han podido averiguar que coinciden con las que compró la mujer en uno de esos establecimientos.

Entre los deshechos tirados por los acusados, la policía se incautó de una cuerda con pelos "del mimo tipo y color" que los de Janet. Los agentes también extrajeron "unos guantes de látex".

MANIPULADOR Y VIOLENTO

Estos hallazgos impulsaron las pesquisas de los agentes de la Unidad Central de Personas Desaparecidas de los Mossos d'Esquadra y motivaron que el juez ordenara la entrada y registro de la vivienda de Aitor, en Cornellà, donde finalmente los investigadores descubrieron múltiples indicios del crimen. Un crimen que Aitor, ahora en prisión acusado del asesinato, no confesó tras su detención el pasado 7 de mayo ni más tarde ante el juez.

Fuentes próximas a la investigación lo describen como una persona "fría, manipuladora, con arranques violentos y un concepto elevado de sí mismo". Durante sus declaraciones siempre estuvo lejos de reconocer su autoría y desvelar el paradero del cadáver, quizá porque aún confiaba en poder salir airoso, a pesar de la contundencia de las pruebas que pesan contra él. Solo aseguró que Janet era su amiga.

En cuanto al otro acusado, Cristian, que fue detenido y puesto luego en libertad, está siendo investigado por un delito de encubrimiento por su "colaboración directa" en los hechos posteriores al crimen, aunque aún falta determinar si ayudó a su amigo a sabiendas de lo que había hecho o lo ignoraba.

Los investigadores se centran ahora en localizar el cadáver de Janet. Fuentes consultadas por EL PERIÓDICO confían en que la información que arroje la geolocalización del teléfono móvil del presunto asesino permita realizar un "mapeo" detallado de los lugares en los que estuvo ubicado el terminal tanto el día del crimen como los días posteriores. De ese modo, podrán acotar zonas concretas en las que buscar.

Han dado respuestas a los familiares de Janet, que además de sufrir lo ocurrido con la mujer, han tenido que afrontar otras dos muertes inesperadas en el último año: una hermana mayor de Janet, de 51 años, falleció hace un año como consecuencia de una enfermedad. Otro de sus hermanos, de 43 años, perdió la vida accidentalmente el pasado 16 de abril, tras atragantarse mientras comía. Los Mossos han resuelto la investigación de Janet con éxito, pero no darán el caso por cerrado hasta que consigan entregar a la familia su cuerpo.