El número de pacientes en tratamiento renal sustitutivo --diálisis o trasplante-- en España ha aumentado un 20% en la última década y aproximadamente 4.900 personas mueren cada año a la espera de un trasplante de riñón, cifras que preocupan a los pacientes.

Mientras que en el 2010 la prevalencia de la enfermedad renal crónica se situaba en el 10%, un nuevo estudio epidemiológico dado a conocer ayer por la Sociedad Española de Nefrología (SEN) advierte de que esta cifra se sitúa en la actualidad por encima del 15% y afecta hasta 1 de cada 7 adultos españoles.

«No podemos permitirnos que las cifras sigan aumentando al ritmo que lo han hecho en estos últimos años», alertó la presidenta de la SEN, María Dolores del Pino, que reclama el cumplimiento de la Estrategia Marco de la Enfermedad Renal Crónica en España, aprobada hace dos años por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas.

Entre las medidas que contempla la estrategia, Del Pino subraya como reto la prevención y el diagnóstico precoz de esta patología que afecta a 4,5 millones de personas, aunque la mayoría lo desconoce, ya que el 40% no está diagnosticado. Una de las razones de este infradiagnóstico radica en la falta de síntomas en la fase temprana del mal.