El sarampión se ha saldado su tercera víctima en Francia en lo que va de este 2018. Esta vez ha sido una joven de 16 años, Marine Eraville, que falleció la pasada semana en Burdeos por complicaciones relacionadas con esta enfermedad. La adolescente no podía ser vacunada debido a su inmunodepresión, lo que ha llevado a que se vuelva a poner el foco en la gran importancia de la vacunación para prevenir patologías y a denunciar que la baja tasa de vacunación en Francia ha roto esa inmunidad.

La joven había sido trasplantada del corazón a los dos años. “Sin un corazón nuevo no habría sobrevivido”, confesaba así la madre de la niña en una emisora de radio francesa. Desde comienzos de 2018 tuvo que seguir un tratamiento que debilitó sus defensas e hizo que no pudiese ser vacunada. Los primeros signos de su deterioro aparecieron en mayo. Eraville fue hospitalizada y los médicos tardaron varias semanas en diagnosticar la presencia de sarampión.

Una atleta

La joven era una atleta: había participado en los Juegos Mundiales de Trasplante en el 2013 en Sudáfrica, en 2015 en Argentina y en el 2017 en España. Ganó medallas de oro en natación y otras disciplinas.

El sarampión es una enfermedad que ha regrado a Europa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba en febrero que los casos en la UE habían aumentado un 400% en el 2017. En Francia, el Ejecutivo de Emmanuel Macron ha ordenado que todos los nacidos este año reciban 11 vacunas, entre ellas la triple vírica, para lograr una cobertura cercana al 95% de la población, una cifra que ya ha alcanzado España y que da garantías de inmunidad grupal.

El caso de Marine ha avivado en las redes el debate contra el movimiento antivacunas y ha servido para que se vuelva a recordar el valor tan importante que tienen y su utilidad para prevenir enfermedades. No solo en Francia, también en España: