Trece estudiantes de Erasmus fallecidas en un accidente de autocar, siete jóvenes en un choque frontal cerca de La Jonquera y cinco trabajadores agrícolas al despeñarse una furgoneta en Murcia. En los últimos años las muertes por accidente de tráfico habían dejado de preocupar. Gracias a la vertiginosa reducción de siniestros de la última década, la cuestión dejó de ocupar primeras páginas, pero una sucesión de accidentes ocurridos desde enero parece llevarnos al pasado. ¿Qué está ocurriendo y por qué?

Las cifras son inapelables. La siniestra estadística ha dejado de mejorar en los últimos dos años y desde primeros de este 2016 se vive un intenso repunte, del 11%, corregido y aumentado (del 25%), el año pasado. Casi todos los expertos consultados coinciden en el diagnóstico: los cuatro años del equipo nombrado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, han sido un tiempo perdido en esta materia.

INERCIA DE LA BICICLETA // “No se ha tomado ninguna nueva medida importante. Se ha vivido de la inercia de la etapa anterior. Y esto es como ir en bicicleta. Si te paras sigues circulando un tiempo, hasta que te paras y acabas en el suelo”, ejemplifica Anna Ferrer, exdirectora del Observatorio de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT). “Ya lo habíamos visto en otras etapas. Sin nuevas medidas, la mortalidad se estanca con repuntes puntuales”, añade Ferrer.

El equipo encabezado por el exdirector general de Tráfico, Pere Navarro, dejó a sus sucesores 1.484, menos de la mitad de los que dejó el gobierno de José María Aznar, tras implantar el carnet por puntos.

FRUSTADA REDUCCIÓN // Los antecesores de Seguí, dejaron listo un borrador que incluía la reducción de velocidad de 100 kilómetros por hora a 90, 80 o 70, según los casos, en las carreteras convencionales. Una medida clave para reducir la siniestralidad, pero el nuevo equipo decidió cambiarlo. El ministro dio la orden, no compartida por Seguí, de aumentar los límites de velocidad en las autopistas.

Luego, la directora general se empeñó en que los ciclistas de todas las edades llevaran casco en las ciudades. La oposición que estas medidas levantaron, incluso entre el resto de los ministerios, bloqueó durante meses la tramitación del reglamento. Cuatro años después se ha quedado en el cajón del olvido. H