Las mujeres de Corea del Sur relevarán a las japonesas en el trono mundial de la longevidad, mientras que la desigualdad social acortará la vida de los estadounidenses y la brecha en esperanza de vida entre hombres y mujeres se irá estrechando. Estas son las principales conclusiones de un estudio de la OMS y el Imperial College de Londres sobre 35 países industrializados.

La esperanza de vida de las mujeres surcoreanas alcanzará los 90,8 años en el 2030 y romperá el umbral nonagenario que muchos expertos habían descartado. La inversión en nutrición infantil, el reducido número de fumadores y la amplia cobertura sanitaria explican, junto a la tradicional baja presión sanguínea de sus nacionales, el éxito surcoreano.

HÁBITOS Y DIETAS MÁS OCCIDENTALES

A los japoneses, tradicionales monopolizadores de longevidad en el libro Guiness de los récords, les ha penalizado la progresiva adquisición de hábitos y dietas más occidentales. El estudio ratifica esa combinación imbatible de hábitos saludables asiáticos y desarrollo económico.

Las francesas encabezan la clasificación europea con 88,6. España se mantiene en el rango alto, con una expectativa de vida que aumentará de los 78,6 años para hombres y 84,8 para mujeres actuales a los 83,4 y 88 años respectivamente en el 2030.

LA DESIGUALDAD EN EEUU

El estudio alerta sobre los efectos de la desigualdad social. Estados Unidos padece niveles altísimos de obesidad, homicidios y mortalidad infantil, impropios de la primera potencia económica mundial, pero el estudio apunta a la ausencia de cobertura sanitaria universal.

En el 2030 tendrá la esperanza de vida más corta en el mundo desarrollado y se equiparará a países de renta media como México o Croacia. Los autores presentan Corea del Sur como ejemplo global de estrategia a largo plazo y recuerda que su sociedad, al contrario que la estadounidense, es muy igualitaria. Estados Unidos también es el único país donde ha dejado de aumentar la altura media, lo que revela una nutrición infantil mejorable.

El estudio envía un mensaje claro a los gobiernos para que piensen en las coberturas sociales y diseñen estrategias sobre el cuidado y las pensiones de una población anciana que amenaza con romper las costuras presupuestarias de muchos países. “Exista o no un límite de longevidad, no estamos ni siquiera cerca de alcanzarlo. Tenemos que hacer planes para vivir más”, recomienda Majid Ezzati, coordinador del informe.