El uso de muñecas para mejorar el estado de personas adultas que sufren demencias como el alzhéimer se abre paso en España como alternativa a tratamientos basados más en la medicación y se apoya en indicadores tan alternativos pero a la vez tan medibles como el aumento de sonrisas esbozadas por los pacientes.

La psicóloga especialista en demencias y accesibilidad cognitiva Nuria Carcavilla recorre el país para formar a cuidadores y terapeutas en esta técnica, que acaba de exponer en la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca y que tiene un amplio recorrido en países como Estados Unidos, Japón y Australia.

MEJORAR EL BIENESTAR // Cambiar el rol de cuidado por el de cuidador puede ser un factor determinante para que una persona que sufre una demencia tenga una vida mejor y con menos medicación, explica Carcavilla, convencida por su experiencia de que esta técnica estabiliza emocionalmente a estos pacientes.

Aunque resulta complicado plantear un escenario de cuidados a personas con demencias en ausencia de tratamientos farmacológicos, para esta experta sí es factible reducirlos con otro tipo de intervenciones que mejoren su calidad de vida y bienestar.

Como desarrollo de la denominada «teoría del apego», el uso de las muñecas afianza el sentimiento de utilidad de estas personas y las hace verse a sí mismas como responsables de su evolución y de la de quienes les rodean. Aplicada de forma individual o en grupo, esta terapia no precisa de muñecas especiales, aunque es preferible no utilizar aquellas que incluyan dispositivos sonoros, que pueden distorsionar la relación con el paciente, explica.

DIGNIDAD // «No se trata de un juego», ha recalcado Carcavilla, convencida de que la atención a las demencias, se utilice esta técnica u otras, debe estar regida por la dignidad de los pacientes.

Por ello, rechaza que se trate de infantilizar esta relación porque «no son niños», ni se les debe tratar como tales, sino que esta herramienta sirve para desbloquear la comunicación y aflorar sentimientos positivos, basados fundamentalmente en el amor.

El mecanismo es similar a otras terapias como las basadas en animales, que permiten aflorar sentimientos y fomentar el cuidado, aunque también se avanza en investigaciones con derivadas tecnológicas, si bien en este último caso la especialista cree que resulta más complicado para personas con demencia en una fase moderada o avanzada.