Quienes se presentan a las elecciones lo hacen prometiendo un cambio en la ciudad. Y uno de los primeros que han traído consigo los nuevos gobiernos de Madrid y Oviedo son listas de músicos que ya no participarán en sus fiestas por motivos que poco o nada tienen que ver con criterios artísticos. El primero fue Def Con Dos. El ayuntamiento gobernado por PP y Cs con el apoyo de Vox le canceló un concierto en las fiestas de un barrio madrileño un día antes con el argumento de que no es «digno» promover la actuación de un grupo cuyo cantante «está condenado por enaltecimiento del terrorismo». Una condena por seis comentarios en Twitter que César Montaña, conocido como César Strawberry, tiene recurrida ante el Constitucional.

A Def Con Dos le siguieron el cantautor Luis Pastor y su hijo, Pedro Pastor, que no actuarán en las fiestas de Aravaca. Esta vez sin comunicado alegando causa alguna. El gobierno municipal atribuyó en exclusiva a la concejal de la Junta de Distrito la decisión de cancelar el concierto, de la que se desvinculó la responsable de Cultura, Andrea Levy -primero con rotundidad y, a medida que pasaban las horas, añadiendo más matices-.

afinidad // Días después, el PP municipal anunciaba que no habría contratos «a grupos afines a Podemos» a través de un comentario de Twitter que acabó borrando más tarde. En Oviedo, también en manos de PP y Cs, se cancelaron 21 conciertos que la anterior corporación había apalabrado con artistas como Rozalén, Rayden o Luz Casal. Los artistas creen que hay motivos ideológicos. Los contratos no se habían firmado, por lo que podían cancelarse libremente. Las promotoras de las actuaciones, Ep Management y El Cohete Internacional, aseguran que había un «encargo institucional firme» y se declaran «víctimas de una cuestión política».

La cascada de cancelaciones se ha encontrado con un dique, y no solo en la oposición. Músicos y artistas se han sumado a la protesta a favor de la libertad de expresión «gobierne quien gobierne» y en solidaridad contra quienes «están sufriendo una persecución por parte de los gobiernos de la derecha». Así reza el manifiesto firmado por músicos como Joan Manuel Serrat o Sole Giménez, pero también actores, productores, dramaturgos y todo tipo de artistas, impulsado desde el Col·lectiu Ovidi Montllor.

redes // Otros han usado las redes sociales para sumarse a las protestas. «Indignante que en democracia se censuren conciertos», ha dicho Ismael Serrano. «¿Ser de izquierdas ya es motivo de censura y persecución?», se ha preguntado Carlos Bardem. O Nega, voz de Los Chikos del Maíz: «Lo más aterrador es el silencio de muchos artistas con miedo a morder la mano que, muy de vez en cuando y de malas maneras, les da de comer». Los Fesser, a los que el consistorio contrató en sustitución de Luis y Pedro Pastor, declinaron la oferta. «La política se está extendiendo a todos los ámbitos de una forma expansiva muy peligrosa», asegura César Strawberry. La censura no es nueva. Ya la sufrieron en democracia grupos como Soziedad Alkohólika, cuyas letras les valieron una denuncia por apología del terrorismo de la que fueron absueltos. La banda arrastró durante años el estigma mientras se sucedían las presiones a ayuntamientos.