Balcones adornados con faldones granate y oro, palmas rizadas, olor a incienso e incluso el eco lejano de los sones de alguna marcha de las bandas de cornetas. Cualquiera diría que la vida ha vuelto a la normalidad en algunas capitales andaluzas, pero lo cierto es que, en plena crisis sanitaria, los nazarenos son un triste recuerdo para muchos cofrades que este año no pisarán la calle. En tiempos de confinamiento por el coronavirus, la Semana Santa se reinventa para convertirse en un festejo más íntimo en casa, plagado de meditaciones, misas y viacrucis o estaciones de penitencia desde cada parroquia retransmitidas en streaming por las hermandades.

Los más incansables tienen la opción de engancharse al Neflicofrades, una plataforma audiovisual que triunfa como nunca a base de vídeos de procesiones celebradas, esta vez sí en la calle, en años anteriores.

Del teletrabajo... a casa

La covid-19 ha provocado una Semana de Pasión inédita para todos, y no solo por las pérdidas millonarias que provoca su suspensión, cifrada en 400 millones únicamente en Sevilla. No hay cofradías, pero tampoco vacaciones para los más pequeños, que hartos ya de sofá no atinan a comprender la diferencia entre la semana pasada y esta.

Lo mismo les ocurre a aquellos empleados que están de vacaciones forzosas desde hace días, o a quienes durante unos días podrán escaquearse del teletrabajo para (la pandemia obliga a ello) continuar en casa. Y luego están los trabajadores de los servicios esenciales, que deben seguir yendo al tajo pero ahora sin necesidad de buscar caminos alternativos para evitar los cortes de tráfico por el paso de procesiones.

Entre los devotos, la frase que más se repite es: «El año que viene la recuperaremos». «Da un poco de tristeza y melancolía, pero tiene que ser así», explica Manuel Ruiz. Vinculado a las cofradías de Sevilla desde pequeño, este año la semana le deja un vacío extraño, ya que siempre se pedía vacaciones para poder participar como costalero llevando pasos en hasta cinco hermandades. Para hacer esta Semana Santa más «liviana», lo tiene claro: «Trabajaré por la mañana y por la tarde estaré lo más conectado posible viendo redifusiones».

A falta de asfalto, la cita del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla con los cofrades se traslada a las redes sociales, donde podrán seguir un viacrucis diario, además de imágenes y vídeos de las cofradías que tenían que procesionar cada jornada. Ceñidas a actos litúrgicos en sus templos, las hermandades se centran en su labor más social, ya sea de reparto de comida entre los más vulnerables o de mascarillas. Pero no solo de redes sociales viven los devotos.

La del 2020 iba a ser también una semana muy especial para Francisco Esteban y su hija de siete meses. La pequeña Martina iba a jurar como hermana de la cofradía de San Roque el pasado Viernes de Dolores, «una ceremonia preciosa y muy emotiva delante de los pasos ya preparados para salir el Domingo de Ramos». Era el trámite imprescindible para que la niña pudiera participar en la procesión como monaguilla junto a su padre. El domingo, sin embargo, las dos túnicas quedaron colgadas en el armario de casa de los abuelos, esperando al año próximo.