Un niño de tres años falleció ayer después de precipitarse a una balsa de riego en la cuadra Doñana de Castellón, de donde lo sacó su propia familia con síntomas de ahogamiento. Los hechos sucedieron pasadas las 18:00 horas, a escasos metros de la rotonda de acceso a la autovía de Borriol desde la carretera de Alcora, enfrente de varias azulejeras.

El menor estaba con sus padres, de origen rumano y vecinos de les Alqueries, y otros dos adultos en una finca de la zona donde trabajaban. Al parecer, el pequeño se despistó y cuando su familia lo echó en falta, había desaparecido por los alrededores.

Inmediatamente, se pusieron a buscar al niño con desesperación y, pasado un rato, acabaron encontrándolo dentro de la balsa a la que cayó, según confirmaron fuentes policiales de la investigación. La familia pidió ayuda por teléfono y llevó en una furgoneta al niño hasta una gasolinera cercana, a donde acudió un amplio dispositivo policial y sanitario para auxiliarlo.

«De repente, empezamos a oír gritos, lloros y comenzaron a llegar coches de policía», explicó a este diario el propietario del bar de la gasolinera, que fue testigo de la angustia de los familiares de la víctima. «Sacaron al niño del coche y los médicos lo cogieron en brazos y lo tumbaron en una camilla», destacó la camarera, quien recordó cómo la madre del pequeño se llevaba las manos a la cabeza y sollozaba.

Los medios sanitarios practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar a la víctima durante una media hora. Una de las ambulancias lo trasladó de urgencia al Hospital General y los padres también se desplazaron al centro sanitario con la policía.

El menor ingresó muy grave en el hospital y, minutos después, se confirmaba su fallecimiento, según apuntaron fuentes sanitarias y policiales fidedignas.

«Desde el primer momento intuimos que debía tratarse de algo muy grave y la policía nos lo confirmó. Es una tragedia enorme para los padres», manifestaron los testigos de la gasolinera, conmocionados por lo sucedido.