Cientos de ayuntamientos trabajan ya en cómo disfrutar de las playas sin aglomerarse. Con más de 3.500 playas repartidas en 8.000 kilómetros de costa, España posee arenales kilométricos donde cualquiera podría disfrutar sin cruzarse con nadie. Pero la realidad en los municipios más turísticos del país es otra: en muchos arenales del Mediterráneo, el Cantábrico y también de Canarias hay codazos en agosto para clavar la sombrilla, colocar la tumbona y extender las toallas para toda la familia. El lunes pasado muchos ayuntamientos del país abrieron sus playas para que la gente del lugar pasee y haga deporte (lo que incluye nadar o surfear). Pero para poder disfrutar de ellas en modo verano, sin pretensiones deportivas, habrá que esperar hasta la fase 3 de la desescalada, la última antes de la «nueva normalidad». En la playa, el agua del mar no supone un riesgo, pero las aglomeraciones, sí.

Con más de la mitad del país en fase 1 y con la temporada de verano a las puertas, mientras muchos ayuntamientos prefieren esperar a recibir instrucciones más precisas, ya los hay que tienen claro cómo organizarse: la solución más recurrida será parcelar la arena en cuadrículas.

Agunos piensan en segmentar las playas para diferentes usos y usuarios, varios van a convertir a sus socorristas en vigilantes de la «distancia social», hay quien va a instalar sensores de inteligencia artificial que marcarán un semáforo de aforo que se pueda consultar desde el móvil e, incluso, se ha pensado en sistemas de reserva previa de parcela y hora. Fuengirola, en Málaga, quiere ser la primera localidad turística de España en emplear inteligencia artificial para controlar el aforo de playas y espacios públicos, mediante un programa que dará información en tiempo real sobre la afluencia de personas para evitar aglomeraciones.