El coronavirus va ganando terreno en Italia mientras el gobierno intenta extremar las medidas de prevención y protección sin asustar a la población. Los contagiados por el Covid-19 en el norte del país ascendieron ayer a más de 150 personas, en un radio geográfico que cada día que pasa se amplía más. Entre los infectadas se encuentra el tercer muerto, una una mujer que se encontraba ya hospitalizada en Cremona por un cáncer y que ha dado positivo al virus. Detrás de la frialdad de las cifras, parece evidente que, al menos por ahora, los casos seguirán aumentando y distribuyéndose por el territorio, principalmente por el norte. Solución: evitar aglomeraciones.

Luca Zaia, presidente autonómico del Véneto -25 infectados en la región, dos de ellos en la misma ciudad- decidió ayer suspender el carnaval de Venecia en los días de mayor aglomeración de personas. El patriarca (obispo) de la ciudad canceló todas las misas y varios obispos dieron órdenes de quitar el agua bendita de la entrada de los templos con la que los feligreses se persignan. También muchas diócesis eliminaron de la ceremonia el acto de la paz, en el que los asistentes se dan la mano. Del mismo modo, las comunidades islámicas cancelaron todas sus celebraciones públicas de gran concurrencia. También el teatro de la ópera de La Scala de Milán ha bajado la persiana. En las regiones de Piamonte, Lombardía y Véneto tampoco se abrirán escuelas ni museos ni universidades, al menos durante esta semana.

Mientras, un pequeño grupo de chinos de la región, sospechosos de haber introducido el virus en el Véneto a la vuelta de su país, dieron negativo. En esta región el caso quizás humanamente más llamativo es el de Vo’ Euganeo, un pueblo de 3.500 habitantes, en el que todos se conocen. Los ciudadanos se acercan al hospital llevando alimentos y fármacos a los enfermos que ya se encontraban allí antes de la emergencia. Otro caso, más bien aparatoso, es el del hospital de Schiavonia: en sus inmediaciones se ha construido un hospital de campo, en el que están siendo trasladadas las 450 personas que estaban en el primero, infectado después de que el primer contagiado de la zona irrumpiera en Urgencias, obligando a todos los que le trataron sin conocer que era portador del coronavirus a permanecer en cuarentena y someterse a los análisis.

LLUVIA DE POSITIVOS / En la región de Tirol, ayer se declararon tres casos de turistas que habían dado positivo. En la zona del foco principal, el banco Intesa ha cerrado todas sus filiales. En la región Emilia-Romagna (Bolonia) seis personas han dado positivo. En Piamonte (Turín) han aumentado a tres las personas infectadas. En la ciudad de Milán, el Ayuntamiento dio orden de que los locales públicos, a excepción de los restaurantes, cierren a partir de las seis de la tarde, incluidos los mercados de barrio. En los trenes de Trenoitalia, la Renfe del país, el personal ha empezado a portar máscaras y guantes y a través de dispensadores ofrecen gel higiénico a los pasajeros. La situación resulta tan insólita que los responsables de la región de Lombardía organizaron una reunión por vídeoconferencia con todos los alcaldes de la zona para informales sobre cómo comportarse ante los problemas que vayan surgiendo.

A medida que los casos de contagio se multiplican, sin que exista siempre una correlación con China o ciudadanos chinos, crece la alarma popular, hasta alcanzar picos de histerismo. En la isla de Ischia (Nápoles), han prohibido la entrada de ciudadanos procedentes de Lombardía y del Véneto. Del foco original y principal de Codogno (Lodi) escapó una familia entera de Avellino, en el sur del país, para volver a su casa de origen. El resultado es que ha sido identificada y ahora no solo deberán cumplir la cuarentena en su pueblo, sino que deberán ser aislados los 15 vecinos del edificio donde se encuentran. Todo, con el miedo de fondo de que esparzan el virus en el sur.

El gobierno de la república, que insiste en que el objetivo es «contener el virus», va musculando las medidas para hacer frente a la emergencia sanitaria. Unos 500 agentes de policía ya han sido destinados a las entradas y salidas de los 11 pueblos del foco original. Nadie puede entrar ni salir si no es con un permiso expreso del delegado del gobierno. Los agentes de vigilancia no impiden la entrada a los pueblos, pero advierten de que si uno entra, luego no podrá abandonar la región.

Para abastecer a una población que alcanza las 50.000 personas se han creado unos pasillos llamados estériles por donde acceden proveedores de fármacos y alimentos. Las demás actividades han sido canceladas. A la espera de que amaine el temporal.