Si la macrourbanización de El Pocero en Seseña (Toledo) se convirtió en un símbolo de los delirios de la burbuja inmobiliaria, el gigantesco cementerio ilegal de neumáticos situado enfrente lo será de la incuria medioambiental de las administraciones. Tras más de una década de advertencias de los ayuntamientos y los ecologistas sobre el peligro de un incendio catastrófico, las llamas prendieron la madrugada del viernes causando una enorme columna de humo tóxico sin que nadie se atreva aún a pronosticar cuando podrán extinguirse. Entre “varios días y una semana”, ha aventurado el gobierno de Castilla-La Mancha.

La suerte ha evitado de momento consecuencias entre la población. El viento dominante del noreste se ha llevado la nube lejos de la capital de España. Debido a la baja intensidad del aire, el humo ha subido además a la suficiente altura para afectar únicamente al barrio de El Quiñón, el nombre con el que se bautizaron las 40.000 viviendas de El Pocero.

El riesgo para las personas con problemas pulmonares ha llevado al Ayuntamiento de Seseña a ordenar a los habitantes de este barrio no salir de sus casas y más tarde ha desalojado a 1.000 de sus vecinos instalándolos en pabellones deportivos. Todos los que tenían una posibilidad de realojarse en casa de familiares o amigos ya se habían adelantado.

INTENCIONADO // Los responsables de los equipos de extinción coincidieron en que todo apunta a que el fuego ha sido intencionado. No hay aún datos concretos para afirmarlo con rotundidad. Solo la evidencia de que es muy difícil que unos neumáticos impregnados de agua por los aguaceros de la última semana hayan prendido espontáneamente de noche. El fuego empezó, además, en una esquina, no por el centro.

Este tipo de fuegos son complicados de extinguir. Los derivados del petróleo que componen los neumáticos pueden seguir en combustión incluso sin oxígeno durante varios días. Cuatro helicópteros antiincedios arrojaron agua desde que despuntó el día. Pasado el mediodía se unieron a ellos dos avionetas del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente después que Castilla-La Mancha elevara a 2 el nivel de alerta, pero el fuego seguía activo.

“El agua no lo apaga pero consigue enfriar los neumáticos hasta que están por debajo de la temperatura de combustión”, explicó Luis Villaroel, jefe de los bomberos de la Comunidad de Madrid. El mayor empeño de los equipos de extinción se concentró en abrir un cortafuegos con excavadoras para separar la zona del incendio del resto del cementerio. Lo consiguieron a primera hora de la tarde, pero ya solo quedaba un 25% sin afectar.

Algunos consideran el cementerio de Seseña el mayor de Europa. Es difícil de saber, pero es seguro que es el más grande de España. El despropósito arrancó con un pequeño vertedero de ruedas autorizado el año 2000 por la Junta de Castilla-La Mancha. El empresario incumplió la licencia al invadir los terrenos colindantes y no reciclar. Las sanciones e incluso las condenas penales lo llevaron a la quiebra.

Los efectos en el medio ambiente del incendio están por evaluar. Depende de lo que dure, pero millones de partículas tóxicas se han esparcido por la atmósfera y el agua empleada en la extinción y la lluvia anunciada para las próximas horas pueden contaminar el subsuelo, según advirtió Ecologistas en Acción. Por el momento, no había sido necesario atender a nadie que tuviera problemas respiratorios. H