Ni ratas, ni armiños, ni zarigüeyas. El Gobierno de Nueva Zelanda ha anunciado un programa para exterminar estas tres especies no autóctonas. Si tiene éxito, será el primer proyecto a nivel mundial que elimina especies invasoras de todo un país.

"Nuestro objetivo es que en el 2050 cada rincón de Nueva Zelanda esté completamente libre de ellos", ha anunciado este lunes el primer ministro, John Key. El Gobierno ha creado la compañía Predator Free New Zealand Limited para dirigir el programa junto con el sector privado.

Según ha informado Key, las ratas, los armiños y las zarigüeyas matan a 25 millones de pájaros nativos cada año. Entre ellos se encuentra el famoso Kiwi, una de las especies animales más reconocidas del país. Actualmente mueren una media de 20 a la semana, y se cuenta que en total hay menos de 70.000. "También cazan lagartos y otras especies autóctonas", ha explicado el primer ministro, "y junto con el resto de nuestro medio ambiente, tenemos que hacer más para protegerlo".

ESPECIES INTRODUCIDAS

Las zarigüeyas se introdujeron en Nueva Zelanda en 1837 para el comercio de pieles. Más o menos por la misma época, también se introdujeron los armiños para controlar la población de conejos y liebres. Las ratas, por el contrario, llevan desde el siglo X en el país.

Según el Departamento de Conservación, son tres de las especies depredadoras no autóctonas que suponen una mayor amenaza para el medio ambiente. Se calcula, además, que cada año suponen un coste de 3.300 millones de dólares neozelandeses (aproximadamente 2.100 millones de euros) para la economía y sector primario neozelandeses.

Ahora, después de años de debates entre partidos, la posibilidad de erradicar estas especies se ha convertido en un proyecto de Gobierno. La compañía Predator Free New Zealand, dice la publicación 'Stuff', se encargará de identificar programas de control de depredadores de alto valor e intentará conseguir inversores para promover su alcance y éxito.

Según declaraciones del profesor emérito de conservación Mick Clout al diario 'The Guardian', solo la intención de hacer de Nueva Zelanda un país sin depredadores "es muy significativa". "Y ahora se tiene el dinero y el Gobierno cree en ello", ha añadido, muy contento con el proyecto.

No obstante, ya se han escuchado algunas voces disonantes desde la oposición. El Partido Verde, por ejemplo, aunque a favor de la idea, ha puesto en duda la viabilidad del proyecto, que dicen podría costar 9.000 millones de dólares neozelandeses (aproximadamente 5.700 millones de euros). "Tenemos serias dudas sobre lo que le puede pasar a este sueño antidepredadores si el Gobierno no consigue atraer financiación privada", ha dicho Kevin Hague, portavoz de la formación.