Una batidora donde hierbas, acetona y componentes químicos se mezclan al libre albedrío del “científico” y en condiciones insalubres basta para crear una nueva droga de síntesis, de fácil distribución gracias al limbo legal en el que se mueve hasta que es detectada e ilegalizada. Además de su precio, 20 euros.

“La imaginación al poder”. Investigadores de la Unidad Técnica de Policía Judicial (UTPJ) de la Guardia Civil definen así gráficamente la capacidad sin límites de creación de las denominadas Nuevas Sustancias Psicoactivas, las NPS, unos estupefacientes o psicofármacos que no están clasificados como drogas pero que plantean graves problemas de salud pública.

Y un negocio redondo para los “productores”, que por cada dosis, con un valor en el mercado de unos 20 euros, pueden obtener una ganancia neta de 12 euros.

Una simple multiplicación da idea del beneficio que se hubiera obtenido con la salida al mercado de las 160.000 dosis que la Guardia Civil incautó recientemente en dos operaciones -Alimaya y Koroway- desarrolladas en Alicante y Almería con 52 detenidos: casi dos millones de euros. H