Primero fue el aborto y el divorcio, que llegó a situar como germen de la violencia de género, y ahora es la política de igualdad la que está en el punto de mira del arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que en su homilía del pasado domingo en la catedral granadina cargó contra las implicaciones de la ideología de género. No solo «trata de imponerse como ley en la educación de los niños», aseguró a los fieles, sino que además consideró que hay «una patología detrás de eso, una cortedad y una torpeza de la inteligencia». J. CAMACHO