Biólogos del equipo de la Fundación Oceanogràfic soltaron ayer a mar abierto, al final de la dársena de la Marina de València, una veintena de ejemplares jóvenes de tiburón pintarroja, que nacieron de huevos recuperados de descartes pesqueros y han sido criados en el Oceanogràfic.

La suelta al mar de estos ejemplares es el resultado del exhaustivo proyecto de investigación que la Fundación Oceanogràfic, en colaboración con la Asociación Lamna, está desarrollando con el objetivo de comprobar la supervivencia de embriones que se obtienen accidentalmente.

El tiburón pintarroja es una especie común en el Mediterráneo que no está en peligro de extinción y no supone ningún riesgo para los seres humanos, ya que se alimentan de pequeños peces y su tamaño no suele superar los sesenta centímetros de longitud.

Estos jóvenes ejemplares nacieron hace dos meses de huevos que se quedaron enganchados a las redes de pescadores o se han recuperado del cuerpo de las madres atrapadas en las redes.

Según explicó el director de este proyecto, Pablo García, la Fundación Oceanogràfic ha conseguido transformar descartes pesqueros en un recurso de conservación, con el objetivo de trabajar en un futuro con otras especies. «Lo que hemos aprendido con esta especie lo podremos aplicar cuando trabajemos con otras que sí que están en peligro de extinción», aseguró García.