Bali, paraíso indonesio. Españoles que se marchan y envían postales de playas azul turquesa y cabañas de bambú. Pero detrás de este remanso de paz se esconde un sistema de salud bastante humilde. Al menos eso es lo que rezan la mayoría de páginas de viajeros que recomiendan contratar un seguro de viaje que (sobre todo) cubra la repatriación. Tener un accidente en la provincia de Bali puede convertirse en una auténtica pesadilla.

Es lo que le ha pasado a Carlos Baules, un ciudadano de Almancelles (Segrià), de 41 años, que la tarde del pasado sábado, 13 de agosto, salió en motocicleta desde la playa hacia la casa de un amigo donde se hospeda. Circulaba por una precaria carretera que discurre entre unos arrozales. El sol ya se había puesto. Allí se topó con un camión aparcado que ocupaba gran parte de la calzada.

Baules llevaba las luces de la moto encendidas y conducía a una velocidad de entre 50 y 60 kilómetros por hora. Aun así, no pudo evitar chocar contra el camión, que estaba estacionado detrás de una de las curvas, de color oscuro y sin luces que permitieran identificarlo como un obstáculo. Carlos cayó inconsciente al suelo. El impacto con el vehículo le había dañado el bazo y le había fracturado diversos huesos del cuerpo, quedando sus brazos gravemente afectados.

Sin seguro médico

Los locales que lo encontraron se hicieron cargo de trasladarlo a un hospital. Cuando preguntaron si tenía seguro, la respuesta fue que no. Y fue entonces cuando lo llevaron de urgencias al hospital general Shangla, al sur de la isla. Ya ingresado, Carlos se puso en contacto con su hermana Eva, en Almancelles. El hospital al que lo llevaron no le daba buena espina. Algunos indonesios conocidos suyos no se explicaban por qué lo habían llevado a ese centro.

Eva explica que, en un principio, los médicos le dijeron a su hermano "que no se había roto ningún hueso, que tenía los músculos inflamados como consecuencia del golpe". Posteriormente, le dijeron que sí, que tenía un brazo fracturado, pero no le dijeron nada del otro, que más tarde resultó estar roto también.

Quiere trasladarse

Ni Carlos ni su hermana Eva se fían de ese centro médico. “Los indonesios me hablan muy mal de este hospital. Las circunstancias no son muy buenas. Cuando viene un turista por la puerta no ven a un paciente, lo único que ven es dinero”, lamenta Carlos a través de una nota de voz porque no tiene movilidad en las manos a causa del accidente.

Eva está intentando que trasladen a su hermano a otro hospital. Asegura que lleva cinco días ingresado pero su situación no mejora. Afirma que cada vez que solicita información sobre los precios de la habitación del hospital las cifras oscilan, como si se tratase de una negociación en la que los responsables del centro “regatean para sacarte el máximo de pasta posible”, se queja Eva.

Según la familia, el principal freno para trasladarlo es que el hospital Shangla no les facilita el informe médico, un documento sin el cual no pueden aceptarlo en otro lugar. “En cambio, nos han hecho llegar cada factura, por cada procedimiento que se le ha hecho allí”, advierte la hermana. “Por la mañana me puse serio y pedí mis radiografías, que para eso las había pagado. Mi amiga les hizo unas fotos con el móvil para poder pedir una segunda opinión médica”, explica Carlos.

El informe médico

Eva sospecha que el hospital no quiere facilitarles los documentos porque temen que Carlos se marche a ser atendido en otro centro y deje sin pagar los procedimientos médicos que le han realizado hasta ahora, además de no poder facturar ellos las cirugías que Carlos necesita. Ella se encuentra también en la tesitura de que no puede pedir un permiso de trabajo para irse a Bali con su hermano porque “es necesario presentar el informe médico para pedir el permiso laboral”.

Otra de las trabas que se ha encontrado su hermana desde España es la “falta de ayuda por parte de la Embajada española en Indonesia”. “El cónsul honorario no está disponible por un problema familiar. El único que puede desbloquear la situación de mi hermano es el cónsul y hasta ahora no he podido hablar con él. Me ha dicho que le es imposible desplazarse a Bali porque hay otra persona accidentada en una isla remota del país y si va a ver a mi hermano tendría que ir a ver a este chico también y no hay recursos suficientes para ambas cosas”, lamenta Eva. Considera que el diplomático debería haber ido a ver a su hermano, al tratarse de “un ciudadano español en un apuro grave”.

En una conversación con este diario, la embajada española en Yakarta ha confirmado que “está pendiente de la situación del ciudadano español accidentado en Bali y que está en contacto tanto con el interesado como con su familia, haciendo un seguimiento de su situación”.

Intervenciones imprescindibles

A día de hoy, y sin detalles médicos fiables a falta del informe del hospital, Carlos cree que tiene el brazo izquierdo roto (incluído el hombro) y fracturas en la parte de arriba de la cadera de ese mismo lado. Sufre un fuerte dolor en la muñeca izquierda, que tras aquejarse durante estos días, resulta que "los médicos han descubierto que se trata de otra fractura". También tiene varios hematomas y rasguños por todo el lado derecho del cuerpo.

“También me lesioné el bazo y ahora me dicen que la evolución del órgano es positiva pero que no me pueden realizar todavía las 3 operaciones de las que estoy pendiente para el próximo viernes porque tengo muy bajo el recuento de glóbulos rojos. Ya me han hecho dos transfusiones, pero aún no sé si me operarán. Suerte que llevaba casco y en la cabeza no tengo nada”, celebra. En general, Carlos tiene varias lesiones que le impedirían seguir ejerciendo su profesión de tatuador, como mínimo durante el tiempo que dure la recuperación.