Un total de 138 sacerdotes católicos fueron ordenados en España el año pasado, 14 menos que en el 2015, cuando fueron 152, pero más que en el 2014, ejercicio en el que solo profesaron 117 nuevos curas, mientras que siguen cayendo el número de seminaristas, 1.247 en el 2016 frente a los 1.297 que había en el 2015 y los 1.357 del 2014.

Estas son algunas de las cifras que ha dado el presidente de comisión de Seminarios y Universidades de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, con motivo de la celebración hoy del Día del Seminario que la Iglesia organiza para captar vocaciones.

Vives destacó que el año pasado ingresaron 275 aspirantes en los seminarios mayores de España y que actualmente se están formando en los seminarios menores 1.075 alumnos, de edades adolescentes, menos de los 1.203 que había a principios del 2016.

Tras resaltar que los formadores de los seminaristas trabajan «de forma eficaz y oculta», Vives revela que el papa Francisco les dijo en un Congreso sobre Pastoral vocacional en octubre que «los tres verbos que indican el dinamismo de toda pastoral vocacional son: salir, ver y llamar».

Pese al descenso de vocaciones, el responsable de los Seminarios de la CEE llama «a la esperanza y a no dejarse desanimar por las oscilaciones de los números» o los cálculos de «pequeñeces». El arzobispo de Urgell define a los sacerdotes como «hombres célibes entregados, que son felices volcándose hacía todo el mundo».