Con la llegada del otoño, las temperaturas bajan y las horas de luz solar cada vez son más escasas. Las condiciones climáticas tienen un efecto negativo sobre nuestro cuerpo. De hecho, esta época registra un elevado número de personas que deciden buscar ayuda psicológica.

Aparece un bajo estado de ánimo, cansancio, falta de concentración y alteraciones en el sueño. Afecta a las relaciones personales y a la productividad en el trabajo. Si los síntomas empeoran, se acaba produciendo un trastorno afectivo estacional, en el que la persona se vuelve especialmente sensible al otoño, donde su ánimo y su humor empeoran.

DEPRESIÓN EN OTOÑO

La disminución de la luz influye directamente en la segregación de melatonina y serotonina. Estas dos hormonas resultan clave tanto en el sueño, como en la energía, la alimentación o el estado de ánimo. Mientras que la primera aumenta, la segunda disminuye en otoño, por lo que aparecen bajos estados de energía y una mayor tendencia a la depresión.

Psicológicamente se ha llegado a categorizar el trastorno afectivo estacional, un síndrome que afecta al estado de ánimo, similar a la depresión, y que oscila con los cambios de estación. Aparece al llegar el otoño y el invierno y desaparece con la llegada de la primavera. Los síntomas del trastorno afectivo estacional son:

Sentimientos de desesperanza y pesimismo.

Irritabilidad.

Fatiga y poca energía.

Alteraciones en el sueño.

Aumento en la ingesta de carbohidratos.

Tristeza.

Falta de interés en actividades sociales y de ocio.

Pensamientos sobre la muerte.

Supera el otoño

Al entrar en el otoño, las horas de luz se han reducido. Esto crea un estado de baja activación en nuestro cuerpo, seguido de tristeza y melancolía. Aunque es un hecho que afecta a todo el mundo, algunas personas lo superan a los pocos días mientras que otros lo sufren hasta la llegada de la primavera.

¿Qué podemos hacer para aliviar los efectos del otoño en nuestro cuerpo?

1. Adapta el descanso

Con el aumento de la melatonina, el cuerpo tiene menos energía. Es importante adaptar nuestras horas de sueño y descanso a este hecho. Además, la rutina del trabajo tras las vacaciones de verano nos exige también tener más tiempo para recuperar la energía. Este descanso debe hacerse también a lo largo de la jornada laboral.

2. No olvides el deporte

Realizar ejercicio de forma intensa y regular tiene un efecto directo sobre la serotonina y las endorfinas. Te ayudará a subir tu estado de ánimo y también reducirá la sensación de fatiga. Pero si el gimnasio te agobia, procura realizar otro tipo de actividades, como la natación, correr al aire libre o bailar.

3. Vigila lo que comes

La comida está directamente relacionada con nuestro estado físico. Alimentos ricos en vitamina B, frutas y verduras de temporada y una fuente de proteínas te ayudarán a aliviar los efectos del otoño.

4. Disfruta el otoño

Con la llegada del frío, los planes de ocio cambian. Es una época en la que podemos aprovechar para hacer excursiones, visitar museos o redescubrir la ciudad. El mantenerte en contacto con los amigos y salir de casa, te ayudará a elevar el estado de ánimo.

El cambio de estación conlleva una alteración en los procesos hormonales que afectan al sueño, la energía y el estado de ánimo. Esto puede llegar a ocasionar tendencia a la depresión o un trastorno afectivo estacional si no lo gestionamos correctamente. Por eso, es importante reestructurar nuestras rutinas con la llegada del otoño para paliar sus efectos.