El Papa considera que la prohibición de la Iglesia católica de que las mujeres puedan ser sacerdotes estará siempre vigente, a diferencia de lo que ocurre en otras confesiones. Así lo reveló el Pontífice en la rueda de prensa que concedió en el avión que lo llevaba de regreso a Roma desde Suecia, donde participó en el inicio de los actos de celebración del 500º aniversario de la reforma protestante de Martín Lutero.

Una periodista le recordó que la jefa de la Iglesia luterana que le recibió en Suecia era una mujer y le preguntó si la Iglesia católica podría permitir que las mujeres fueran ordenadas como ministras de Dios en el futuro. «El papa Juan Pablo II fue quien tuvo la última palabra sobre este tema y todo permanece igual desde entonces», zanjó.

TRADICIÓN // Francisco se refirió a una enseñanza de Juan Pablo II de 1994 en la que se cerraba la puerta al sacerdocio femenino y que es considerada una parte infalible de la tradición católica. Los defensores del sacerdocio femenino esperan un cambio del Vaticano, especialmente a tenor de la escasez de sacerdotes.

Ante la insistencia de la reportera de si la medida iba a ser «para siempre», la reiteración de Francisco: «Si leemos atentamente la declaración de Juan Pablo II, va en esa dirección». La Iglesia católica establece que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotes porque Jesús, voluntariamente, solo eligió a hombres como sus apóstoles. En agosto, Francisco creó una comisión para estudiar el papel de las mujeres diáconas en el cristianismo primitivo, despertando esperanzas entre los activistas de la igualdad de sexos en esta institución.

El Papa también abordó la necesidad de acoger a los refugiados que se juegan la vida para evitar una muerte segura en sus países de origen, si bien ha instado en actuar «con prudencia» en el proceso para facilitarles la integración, en base a las posibilidades de cada país, para evitar que se acaben formando «guetos». H