Holanda, muy cicatero con la ayuda de la Unión Europea (UE) a los países más perjudicados por el coronavirus, es uno de los principales y más agresivos paraísos fiscales del mundo. Ocupa el cuarto lugar en el ránking mundial del Índice de Paraísos Fiscales Corporativos del 2019, por delante de Suiza y Luxemburgo y solo precedido por las Islas Vírgenes, las Bermudas y las Islas Caimán. Holanda se ha convertido también en el octavo país mundial con mayor opacidad financiera, solo precedido por Luxemburgo dentro de la UE, revela el Índice de Secreto Financiero del 2020 de febrero.

La actividad de paraíso fiscal holandesa priva anualmente a los otros estados de la UE de más de 9.500 millones de euros de recaudación tributaria por los más de 40.000 millones de beneficios obtenidos en sus territorios por las multinacionales norteamericanas y que son desviados a Holanda, según un reciente estudio de Tax Justice Network. Esto se traduce en una pérdida anual de recaudación de más de 900 millones para España, de más de 1.400 millones para Italia y de más de 2.500 millones para Francia, detalla el estudio.

Pérdidas de recaudación

A estas cifras hay que sumar las pérdidas de recaudación por los beneficios de grandes compañías europeas y de otros países, que también son desviados mediante artificios contables y sociedades pantalla hacia Holanda, ya que los beneficios de las multinacionales norteamericanas representan menos de la mitad del total que captura artificialmente Holanda cada año, según se desprende del informe Los beneficios perdidos de las naciones de Gabriel Zucman, Thomas Torslov y Ludvig Wier. Los estados de la UE pierden cada año una recaudación de 190.000 millones debido a los tributos eludidos por las grandes empresas, estima el estudio Brecha Fiscal Europea del profesor Richard Murphy de la Universidad de Londres.

La prestación de servicios de paraíso fiscal desempeña un papel central en la economía de Holanda. Los flujos financieros en el país a través de sociedades pantalla, establecidas con el objetivo de desviar beneficios, ascienden a cuatro billones de euros anuales, cinco veces el producto interior bruto (PIB) holandés, precisa el estudio Compitiendo por el capital de Arjan Reurink y Javier García-Bernando.

Doble imposición

El valor de los activos en manos de estas sociedades pantalla asciende a 4,2 billones de euros, según un informe gubernamental. La actividad de paraíso fiscal reporta a Holanda unos ingresos anuales de 3.400 millones en impuestos por los beneficios obtenidos en otros países y por los servicios y salarios contratados de notarios, asesores fiscales, abogados, empresas fiduciarias, alquileres y personal de gestión.

El modelo holandés de fomento de la evasión fiscal se apoya en una red de tratados de doble imposición, que limita la tributación de dividendos, intereses y cánones de propiedad intelectual. Esto se complementa con acuerdos fiscales secretos con las grandes compañías que rebajan la tributación al mínimo y con estructuras destinadas a rebajar artificialmente las cifras de beneficios, como la Caja de Patentes y el Sándwich Holandés.

Estos mecanismos elevan artificialmente los precios de los productos, servicios y royalties que pagan y cobran las diferentes empresas de un mismo grupo para rebajar el beneficio sometido a tributación. El modelo holandés funciona gracias a su pertenencia a la Unión Europea, ya que la Directiva sobre Intereses y Cánones del 2003 abolió la tributación de los pagos entre diferentes empresas de un mismo grupo en diferentes estados. Los dividendos, intereses y cánones que fluyen anualmente a través de las 15.000 sociedades pantalla existentes en Holanda ascienden a 200.000 millones, según un estudio gubernamental.

Holanda es el país que más se utiliza a nivel mundial para canalizar fondos desde y hacia los paraísos fiscales. Holanda concentra el 23% del total de las inversiones corporativas mundiales vinculadas a los paraísos fiscales, según revela el informe Descubriendo los centros financieros offshore, elaborado por la propia Universidad de Ámsterdam, que analizó la actividad de unos 98 millones de compañías.

Los movimientos de capital fantasma dentro de las grandes compañías para evitar pagar impuestos ascienden a 13,7 billones de euros anuales y representan cerca del 40% de las inversiones directas extranjeras a nivel mundial, precisa por su parte el informe El auge de las inversiones fantasmas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Alrededor de la mitad de esos fondos fantasma se canalizan a través de Holanda y Luxemburgo.