Recluidos en casa, salvo salidas imprescindibles a la calle, y sometidos a controles de temperatura en el transporte y en el comercio como prevención ante el coronavirus. Así viven en Shenyang (China) los extremeños Marta Alonso y Nacho García con sus hijos, de cuya salud informan a diario a sus escuelas.

Este matrimonio de Cáceres con siete hijos de entre 3 y 14 años, profesores de español en Shenyang, donde ha habido numerosos casos de coronavirus, explicaron cómo es su día a día tras la eclosión de esta enfermedad. A juicio de Marta, la situación se vive con más «pánico» en el resto del mundo que en su ciudad de residencia, de ocho millones de habitantes, a unos 1.800 kilómetros de Wuhan.

«Los chinos tienen una mentalidad distinta a la occidental. Si tú sales a la calle y ves estas medidas de seguridad, te mueres de miedo porque piensas que aquí pasa algo gordo, pero es que ellos con un constipado se ponen mascarillas», afirma esta madre de familia.

«Algo que no se dice es que aquí la sanidad no es pública, entonces algunos no van al hospital si tienen neumonía, por lo que es más difícil contener el virus», asegura el padre.