La escasez de pisos y, sobre todo, el aumento exponencial del precio de los alquileres en ciudades como París, donde la demanda siempre excede a la oferta, llevó en 2014 al Gobierno socialista de François Hollande a legislar para moderar la subida y evitar excesos. Pero la ley se aplicó sólo dos años, porque varias asociaciones acudieron a la justicia y el tribunal administrativo de la capital les dio la razón y ordenó paralizar la medida en 2017.

Sin embargo, este lunes ha vuelto a entrar en vigor gracias a un nuevo marco legislativo aprobado por el Gobierno que permite al Ayuntamiento de París rescatar una medida emblemática. Se trata de luchar contra los alquileres abusivos, explicaba en France Info el concejal de Vivienda del consistorio, Ian Brossat. Tenemos un sistema que es de locos. Cuando vemos el nivel de los alquileres en París vemos que se necesita un poco de racionalidad, proseguía.

Encontrar piso en una ciudad como París es lo más parecido a una pesadilla. El parque de viviendas es escaso y vetusto; los aspirantes tienen que presentar un amplio dossier para que el propietario haga una suerte de casting entre los candidatos y al final hay que pagar una pequeña fortuna por unos cuantos metros cuadrados. El precio de un estudio amueblado de 40 metros en la zona de Le Marais en un quinto sin ascensor puede llegar a los 1.950 euros al mes, tal y como recoge este lunes una web especializada (www.pap.fr).

A partir de ahora el inquilino tendrá al menos la posibilidad de consultar si el alquiler se ajusta a la ley teniendo en cuenta las características del piso, el barrio en el que está y la fecha de construcción. Al introducir estos datos en una página web específica, se puede saber cuál es el tope máximo, resultado de añadir un 20% al precio alquiler de referencia o alquiler medio en la zona.

En caso de incumplimiento, el propietario se arriesga a una multa de entre 5.000 y 15.000 euros. No obstante, puede especificar la existencia de un complemento de alquiler si las características del inmueble lo justifican, es decir si tiene una serie de comodidades superiores a los pisos de la misma gama del mismo barrio, como disponer de terraza, jardín o parking.

Según datos del Ayuntamiento de París, mientras se aplicó la medida en el periodo 2015-2017, los alquileres se estabilizaron respecto a la subida continuada del 50% que habían experimentado en la década precedente (2005-2015). Pero no todo el mundo aplaude el dispositivo.

DUDAS DEL SECTOR

El presidente de la Federación nacional de la vivienda (Fnaim) Jean Marc Torrollion no cree en su eficacia. Según ha indicado al diario Le Parisien al confiscar los ingresos de quienes quieren colocar sus ahorros en el alquiler de vivienda se corre el riesgo de enviarles el mensaje contrario y decirles que coloquen su apartamento en Airbnb.

Otras asociaciones sostienen que no se arreglará el problema de la oferta castigando a los propietarios y la Unión nacional de la propiedad inmobiliaria (Unpi) ya ha anunciado su intención de recurrir la ley. Pero el concejal de Vivienda no tiene duda de que los parisinos apoyan limitar los precios y sugiere preguntarles al cabo de cinco años, cuando expira el periodo experimental en el que aplicará la medida.