El párkinson es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente tras el alzhéimer y uno de los trastornos del movimiento más comunes, tanto es así que, en España, entre 120.000 y 150.000 personas --11.000 de ellas en la Comunitat Valenciana-- padecen esta enfermedad, de la que se diagnostican unos 10.000 nuevos casos cada año. Sin embargo, los pacientes tardan una media de entre uno y tres años en obtener un diagnóstico y un 15% espera más de cinco años en recibir este de manera definitiva, según recalca la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo del Día Mundial del Párkinson, que se celebra hoy.

Esto es así porque «en el 30% o 40% de los casos los pacientes no presentan temblor y no se disponen de marcadores biológicos. Como además las técnicas de neuroimagen funcional no siempre ayudan a diferenciar esta enfermedad de otras que cursan con trastornos del movimiento, a pesar de que se ha mejorado mucho en los últimos años, la detección del párkinson sigue siendo tardía», explica el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología, Javier Pagonabarraga Mora.

La manifestación clínica más común de la enfermedad de párkinson es la dificultad para el inicio y realización de movimientos voluntarios. Sin embargo, «un paciente con párkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad», subraya Pagonabarraga.

A pesar de que la prevalencia de esta enfermedad está relacionada con la edad, pues el 70% de las personas diagnosticadas de párkinson en España tienen más de 65 años, según la SEN, cada año se detectan 1.500 nuevos casos entre pacientes menores de 45 años y también existen algunos de estos en los que la enfermedad puede iniciarse en la infancia o en la adolescencia. Por ello, la detección precoz cobra un papel importante ya que «existe un periodo en el que la respuesta al tratamiento farmacológico es excelente,», destaca el doctor.

Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) señala que, dentro de los síntomas no motores, el dolor (presente en el 60% de los pacientes), la fatiga (50%), la psicosis (50%), la somnolencia diurna excesiva (entre un 12% y un 84%) o el insomnio (55%), son los más frecuentes. Pero también otros como el trastorno de la conducta del sueño REM o el deterioro cognitivo leve (30%).