Hasta Pamplona amaneció ayer triste. La ciudad que cada año celebra a lo grande los festejos en honor a San Fermín se levantó con un nudo en la garganta, al igual que todos los aficionados. En la víspera del cuarto encierro de Pedraza de Yeltes un hombre había perdido la vida en el ruedo. En el de otra plaza, Teruel y sus fiestas del Ángel, pero el mundo del toro no entiende de fronteras, solo de sentimientos.

El torero Víctor Barrio fue uno más en la carrera de la ganadería salmantina, que debutaba ayer en la capital navarra. Él estaba en la cabeza y el corazón de los que se metieron en los 875 metros de recorrido. Al menos, de aquellos que lo hacen conscientes, como lo era él, de que el toro da y quita. Incluso la vida. Y aún así echan la pata palante.

Una lección que debería venir aprendida para tomar parte de un festejo. No todos están dispuestos a jugársela al todo o nada. Lo está y lo hizo de nuevo Mateo Ferris. El corredor de Onda situó sus riñones entre las astas de uno de los castaños y tiró de piernas por kalea Estafeta. Un tramo que también eligió ayer el presidente de la Asociación de Peñas Taurinas de Almassora, Nacho Martín.

A las 8.00 horas los de Pedraza de Yeltes tomaron la Cuesta de Santo Domingo. Tres de ellos despuntaron de la manada, pero diferentes caídas de los morlacos, impidieron la rotura de esta que siguió con dos astados en cabeza a gran velocidad. El primero arrolló de violentamente a un aficionado al hacerle la zancadilla con el pitón por el Ayuntamiento.

La torada se mantuvo estirada por Mercaderes y al llegar a la curva uno de los líderes embistió a un mozo refugiado en las tablas, que cayó sobre los adoquines y pudo resguardarse. Los seis ejemplares permitieron buenas carreras en Estafeta, ayer asestada de corredores, para agruparse en Telefónica, metros predilectos por Iván Fortuño.

En el callejón se vivieron los momentos más dramáticos con la cornada en el cuello a un aficionados valenciano, uno de los dos heridos por asta en la carrera, que tuvo una duración de 2’30”. Sucesos que tuvieron lugar el mismo día, pero siete años después, de la cogida mortal de Daniel Gimeno en el poste número 66 del vallado. Un joven que vivió por el toro y murió por él, al igual que Barrio. Héroes del siglo XXI. Hasta siempre, torero. H