Tony compró su billete de avión para volar de Tel Aviv (Israel) a Amsterdam (Holanda), pero el avión se demoró en despegar unas seis horas debido a un problema técnico. Nada inusual en estas fechas de intenso ajetreo aéreo debido a las vacaciones de verano. Por ello, Tony va a demandar a la aerolínea KLM 400 euros como compensación. Lo que hace esta historia insólita es que Tony es un perro, concretamente el primero que denuncia a una compañía aérea, según De Teelegraf.

La pasajera propietaria del can, que no quiso hacer público su nombre, denuncia que su mascota casi fallece debido al largo tiempo que estuvo expuesto al sol y las altas temperaturas en la bodega de la aeronave. Solo tras la petición expresa de su propietaria fue puesto a la sombra, por lo que la dueña del perro cree que «la aerolínea tiene la obligación de indemnizarles».