Las grandes plagas son una constante histórica desde la noche de los tiempos. Sumidas en la desesperación, las comunidades atacadas por algún mal desconocido e invisible acertaron a comprender que el aislamiento era la mejor forma de sortear la amenaza, y al mismo tiempo hicieron fortuna toda clase de terapias inútiles, tratamientos mágicos y la búsqueda de chivos expiatorios que contuvieran la ira divina y el castigo impuesto a los hombres.

Peste antonina y plaga de Justiniano

Peste antonina y plaga de Justiniano La 'pax romana' se vio quebrada en el 165 dC por una enfermedad sarampión o viruela que las legiones importaron de Oriente Próximo. Galeno, famoso médico de la antigüedad, dejó descrito el mal, que quizá causó cinco millones de muertos, entre ellos el emperador Lucio Vero, y se conoce como peste antonina por el apellido de familia de la dinastía imperial. La mortandad en las legiones fue tan alta que el emperador Marco Aurelio consintió alistar en el ejército a esclavos y gladiadores.

Los efectos de esa pandemia palidecen ante el coste en vidas y la duración que tuvo la conocida como plaga de Justiniano, emperador de Bizancio al manifestarse el mal en el año 542. Sucesivos rebrotes de peste bubónica alargaron los padecimientos hasta el año 750 y causaron no menos de 25 millones de muertos en Europa, Asia y África. Muchos puertos del Mediterráneo infectados quedaron excluidos de las rutas comerciales y se contrajo la economía.

La peste negra o muerte negra

El territorio de Eurasia conoció la peste negra o muerte negra entre 1347 y 1353. Se tiene por la pandemia más mortífera (25 millones de víctimas solo en Europa). Marineros llegados a Mesina fueron los transmisores de la enfermedad. Al año siguiente había llegado a Florencia --perdió el 80% de la población-- y a los dos extremos del Mediterráneo. La Iglesia acrecentó su influencia en un mundo en el que la religión era un ingrediente principal de la vida cotidiana, y en no pocas ocasiones desde los púlpitos se alentaron viejos prejuicios. Fue preciso que el papa Clemente VI promulgara dos bulas para que cesara el acoso a las juderías.

El cólera ataca España

Durante el siglo XIX, España fue asolada por cuatro epidemias de cólera: 1833-1834, 1855, 1863-1873 y 1885. El total de muertes causadas por el mal en medio siglo fue de 800.000. El avance de la ciencia no evitó la difusión de teorías conspiratorias e hipótesis descabelladas. Una de ellas enardeció al vecindario de Madrid en julio de 1834, convencido de que unos frailes envenenaron el agua: unos exaltados atacaron una comunidad y varios resultaron muertos. Hay constancia del perjuicio que la epidemia causó a la economía, porque retrajo el comercio y el tráfico marítimo.

La gripe de Kansas, llamada 'española'

En marzo de 1918 está documentada la aparición de un brote de gripe en un campamento militar en el condado de Haskell (Kansas). El virus viajó con alguna de las unidades desplazadas a Europa por Estados Unidos durante el último año de la primera guerra mundial y el 22 de agosto se detectó la primera mutación del virus en Brest (Francia).

Aunque fue la primera pandemia gestionada con criterios sanitarios modernos, los cálculos más contenidos estiman que los muertos no bajaron de 40 millones. La propagación de la enfermedad coincidió con el final de la guerra y complicó la recuperación de una economía devastada.

¿Por qué se llamó española a la gripe surgida en Kansas? A causa de la profusión de informaciones sobre la enfermedad en la prensa española, que quedó al margen de la censura impuesta por los combatientes a sus periódicos. Pareció que todo empezó en España, aunque no fue así.

El estigma del sida

A principios de los años 80 del siglo pasado, la pandemia del sida estigmatizó a los homosexuales en términos similares a los que en el pasado afectaron a otras minorías. La certidumbre de que el VIH se propaga por transmisión sexual y el contagio de la enfermedad por personajes con gran proyección pública desencadenaron una ofensiva conservadora cuyo blanco principal fue la comunidad gay. Ninguna otra pandemia moderna tuvo la repercusión social del sida: mientras la ciencia buscaba la forma de controlar el mal, proliferaron los predicadores que arremetieron contra la liberación de las costumbres y las nuevas formas de familia. Y aún hoy todas las grandes religiones tienen una rama integrista que se mantiene en la misma brega estigmatizadora con apoyo de la ultraderecha.