“Me interesa mucho la política porque vivo en este mundo y quiero enterarme de lo que pasa en él. Y aunque hay mucha mentira y manipulación, se ha de luchar igual. Yo tengo criterio, un pensamiento a favor de un Gobierno y de un país. ¡Soy capaz de opinar!”. Así habla y piensa Dolors Torrents, una mujer de 47 años que en diciembre ganó la batalla en los tribunales y recuperó su derecho a votar después de 13 años apartada de las urnas. “Me sentía anulada”, sostiene Torrents, que desde niña ha cultivado el arte como medio de expresión. "Nací prematura y tenía deficiencias auditivas. Tardé mucho en hablar. La mejor manera de entenderme con mis padres y hermanos eran los dibujos".

Cuenta que a los 34 años pidió la discapacidad porque “estaba muy mal”, y con ella llegó el veto a los comicios. “Quería protegerme económicamente porque se aprovechaban de mí, un compañero hasta me robó, y me concedieron un grado del 75% por problemas mentales. Trastorno de personalidad. Pero fui mejorando mucho y quise recuperar mi derecho al sufragio universal, que reconoce la ONU”.

Hace tres años empezó a asesorarse, hizo un cursillo para conocer a fondo de la legislación y con la ayuda del abogado de la entidad Aspanin de Badalona, Jordi Grinyó, recurrió la sentencia que la borró del censo. La odisea hasta la victoria final incluyó una entrevista con un médico forense para examinar sus conocimientos políticos. “Me podía haber preguntado hasta quién es el presidente del senado, cosa que casi nadie sabe, y me informé de todo en internet para ir bien preparada”. Al final el interrogatorio no pasó de Rajoy y Puigdemont. Injusta discriminación, de cualquier forma, pues no hay control alguno para el resto de votantes.

VALORES HUMANOS

Con la voz electoral restituida, Torrents, miembro del Observatori de Drets de Dincat (federación catalana de la discapacidad intelectual), persigue que otras personas en su situación -80.000 en España- sigan sus pasos. “Les informo de sus derechos, incluso he participado en un foro internacional en Alemania”. A los políticos les pide “dignidad”. “Ya no son como los primeros, Macià o Companys, que eran auténticos. Se han perdido los valores humanos, mienten y el pueblo no les tiene confianza”. Partidaria de la independencia, opina que será “muy difícil” conseguirla. “Los de Madrid saben que no les conviene, están ‘cagats’ y no nos dejan ni la palabra”.

Mientras llega o no, ella seguirá abanderando los derechos del colectivo, entre ellos que se expongan todas las cuestiones legales con mayor claridad para facilitar su comprensión. También continuará bregando en los juzgados. “Estoy bajo la tutela de mi madre, que tiene ya 89 años y muchas dificultades, y he pedido la curatela, que me otorga mayor grado de autonomía”. Quiere pintar más en su propia vida.

Explica que en febrero exhibirá una muestra sobre el tema de los refugiados en la Associació de Veïns de Bufalà (Badalona) y los beneficios de la venta de sus obras los destinará a la oenegéProactiva Open Arms. Cuadros y grabados, algunos de trazos picasianos, a lo 'Guernica', que hablan de este mundo a la deriva. Ha hecho una serie de grabado en linóleo inspirada en la película ‘Metrópolis’, obra maestra de Fritz Lang de 1926. “¡Es increíble lo poco que han cambiado las cosas, estamos igual de mal!”.