No frecuentó Pilar Pedraza (Toledo, 1951) los cuentos de hadas en su infancia y sí las historias truculentas de E.T.A. Hoffmann y Edgard Allan Poe, las mismas que le prohibía su abuelo. Que los mayores arruguen la nariz ante la posibilidad de que la niña lea 'La Iliada' o 'La Odisea' es la mejor prescripción. Pedraza, toledana trasplantada a Valencia, es sin duda la más rara e inclasificable ave de la actual literatura española. Autora de una literatura entroncada con la fantasía y el terror, certera analista en sus ensayos feministas de esa imagen literaria y artística de la mujer concebida como bruja, monstruo o mujer fatal, que tanto inquieta las fantasmagorías masculinas.

Hoy es una recién y muy feliz jubilada como profesora de cine en la Universidad de Valencia. Divertida y a la vez profunda, docta (pero poco académica) y un puntito gamberra, es capaz de ponerse una juvenil camiseta negra para pregonar su orgullo friki con sus lectores. Le gusta alardear de que ella, sexagenaria, y Emilio Bueso, treinteañero renovador de la formas de Lovecraft, son los único vivos en un catálogo, el de Valdemar, de autores muertos. Pedraza se sitúa, sin estrépitos, en esa rara liga que se inicia con Valle Inclán y tiene entre sus filas a Álvaro Cunqueiro o Joan Perucho y acepta a regañadiente el título de gran dama del gótico español, sin saber muy bien por qué demonios a esa tradición se le llama así. "La mía es una tradición anglosajona que en España hemos cultivado muy poco. Estoy convencida de que cada uno debe elegir sus propias raíces, lo que ha mamado de su literatura de referencia y lo que le gusta, independientemente de las modas".

Su último libro de relatos, 'Mystic Topaz' (Valdemar), es exactamente eso. Sigue a otro libro suyo, el ensayo 'Brujas, sapos y aquelarres', y supone un contrapunto de ficción a aquellas teorías. Nació en unas colaboraciones en ‘El butano popular’, un fanzine digital de alma underground hoy en dique seco y surge de las visitas de la autora a Afric Art, una tienda valenciana de esoterismo -de "esoterismo light", precisa Pedraza-, que le ha permitido asistir a talleres con cabalistas y chamanes auténticos. "Yo escribo sobre eso más desde la fascinación que desde la creencia. En realidad la única creencia que tengo es que estamos en este mundo y no sabemos muy bien por qué".

RISA FILOSÓFICA

Los relatos están, en sintonía con su carácter, cargados de un humor no siempre políticamente correcto que, considera, son mejor entendidos por los más jóvenes. "Ellos saben bien lo que quiero decir cuando digo que la muerte es divertida o que hay que reírse de las desgracias, incluso de las peores, como las guerras. Están sufriendo las consecuencia de la crisis y son un público agradecido que empieza a interesarse por la política o por la literatura siempre que les sea útil". También constata que a medida que pasan los años más ligera y desacomplejada se hace su literatura:"Es que las viejas son las que las que más se ríen, sí mucho más que ellos. Cuanto más mayores nos hacemos las mujeres somos más capaces de reírnos de este mundo. Yo he vivido muchas situaciones, muchos afectos y ahora estoy en ese punto de pasar revista sin amarguras. La risa es una forma de ver el mundo y de enfrentarse a él".

Ni en sus clases, ni en sus lecturas, ni en su escritura ha querido dejar de lado la idea de distracción y el entretenimiento, amigos de la felicidad -una palabra que surge repetidamente a lo largo de la conversación-. “La cultura no debe ser una imposición de normas incomprensible y rígidas”, sentencia. Si no se puede vincular a la vida y al goce no sirve para nada" . De ahí que su antiacademicismo sea capaz de convocar en el mismo discurso ‘Juego de tronos’ -"me gusta pero no a morir"- y a Homero. Conoce, en fin, los efectos profundos de la pócima secreta de la literatura fantástica: "Nos ayuda a bucear en nuestro interior y llegar a lo que los psicoanalistas han descrito como los contenidos latentes, es decir lo que está en el inconsciente. Es difícil que eso surja con la literatura realista, pero la literatura fantástica tiene la facultad de extraer nuestro monstruo interior. Nos ayuda a enfrentarnos a él y darle caza. Habla de nosotros y de nuestros problemas y miedos".